El retorno de los ‘Días sin IVA’ puede ayudar a estimular el consumo de los hogares y ventas en industrias y comercios, en medio de la desaceleración.
Hace unos días fue aprobado en su último debate en el Senado de la República el proyecto de ley que habilitaría el regreso de los ‘Días sin IVA’. La iniciativa, promovida por el senador opositor Miguel Uribe del partido Centro Democrático, busca institucionalizar estas jornadas de ‘festivos tributarios’ en las que los consumidores colombianos podían adquirir cierto tipo de productos sin el 19% del impuesto al valor agregado.
El articulado surtió exitosamente el trámite parlamentario y ahora pasará a conciliación y posterior sanción presidencial. Merece destacarse el hecho de que el proyecto, con origen en el bloque opositor y con conceptos en contra del Gobierno Nacional, haya podido atraer al apoyo mayoritario de los congresistas.
Para el Ministerio de Hacienda, “este tipo de propuestas favorecen a las personas de más altos ingresos” y, por ende, no emitió concepto favorable al no encontrar sustitución para un impacto fiscal en 2024 de alrededor de $708 mil millones (La Dian estima un total anual de $445 mil millones).
No obstante, el balance de las ocho jornadas previas de ‘Día sin IVA’, realizadas entre 2020 y 2022, fue positivo desde el punto de vista de los productos comprados por los consumidores, así como el incremento en las ventas de los comerciantes.
Prendas de vestir, productos agrícolas para el consumo, electrodomésticos, computadores y artículos deportivos se cuentan dentro de los bienes mayoritariamente adquiridos por los colombianos. A los beneficios de dinamizar el comercio en temporadas de bajo movimiento se debe sumar, por ejemplo, la promoción de la factura electrónica y la formalización empresarial y tributaria.
Estos ‘festivos tributarios’, de acuerdo a la Dian, también estimulan la dinámica de impuestos generados por el comercio exterior, por el gravamen a los movimientos financieros y por el propio IVA en las ventas de otros bienes no cobijados por la excepción.
Según Fenalco, el conjunto de ‘Días sin IVA’ han generado un volumen de ventas totales que superaría los $65 billones. Esto contrasta con la afirmación del ministro Bonilla acerca de esta medida como un “pésimo negocio”. Desde la perspectiva de un comercio golpeado por la crisis actual y de los hogares más atentos a promociones y ofertas, la iniciativa luce todo lo contrario.
El rechazo de la administración Petro a estas jornadas libres de IVA no es nuevo: el primer mandatario no solo canceló la tercera fecha en 2022 sino también señalo que hace un “fuerte daño a la economía” ante la compra de productos importados por cientos de miles de hogares colombianos. Sería triste pensar que el hecho de que la medida tuvo origen en el gobierno de su antecesor Iván Duque como parte de su estrategia de reactivación pos-covid sea la motivación principal de la Casa de Nariño para bloquear el retorno de los ‘Días sin IVA’.
Al contrario, estos ‘festivos tributarios’ le brindan al gobierno Petro la oportunidad de desplegar una iniciativa de estímulo al consumo, los comerciantes y los industriales, que ya ha demostrado su capacidad de dinamizar las ventas. Teniendo en cuenta la ausencia flagrante de un plan coherente e integral de reactivación económica, bien podría el Ejecutivo abanderar esta experiencia, con los ajustes en pro de la producción nacional y definiciones sobre los productos que considere pertinentes.
Aunque en su versión original esta medida no contó con apoyo técnico de expertos y analistas, con una economía casi estancada y las actividades comerciales con más de un año a la baja, valdría la pena resucitar estas jornadas para beneficio de consumidores y empresas.