Oleada anti-titulares

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En la pospandemia votantes en distintas latitudes han girado, más que a izquierda o derecha, en contra del gobierno de turno y por motivos económicos.

Ayer los ciudadanos del Reino Unido le pusieron punto final a 14 años de gobierno del partido Conservador. De acuerdo a las encuestas de boca de urna, al cierre de esta edición, los Laboristas alcanzarían una mayoría de 410 de los 650 escaños de la Cámara de los Comunes e infligirían a los ‘tories’, la organización política más exitosa electoralmente del mundo desarrollado, la peor derrota de su historia contemporánea.

Pocos días antes, uno de cada tres electores franceses les dio a Marine Le Pen y su Agrupación Nacional de derecha el primer lugar en la primera ronda de las elecciones generales francesas, convocadas por el presidente galo Emmanuel Macron tras los resultados de los comicios europeos. Si bien el llamado “cordón sanitario”- en el que centro e izquierda retiran candidatos y así bloquear a la Agrupación- podría impedir la mayoría absoluta a Le Pen el próximo domingo, nunca los derechistas habían estado tan cerca del Elíseo.

Así, el Reino Unido y Francia se unen a decenas de países -incluyendo varios en América Latina- en los que, tras el fin de la pandemia en 2021, se han venido presentando drásticos cambios en los gobiernos. Lo que, a primera vista, podría ser considerado una ola en la que los votantes giran hacia la izquierda o la derecha del espectro ideológico, es en realidad más una oleada de recambio. Es decir, los electorados se manifiestan en las urnas en contra de los titulares del gobierno.

América Latina no ha estado exenta. Prácticamente, desde 2020 la gran mayoría de los resultados de los comicios presidenciales han correspondido a bloques políticos distintos a quienes ejercían las administraciones nacionales. La victoria del presidente de la República, Gustavo Petro, en 2022 en Colombia se inserta dentro de esas manifestaciones de hastío de los electores contra los ocupantes de los palacios de gobierno.

EE. UU. experimentó ese recambio en 2020 cuando el entonces presidente Donald Trump perdió su reelección contra Joe Biden, hoy en la Casa Blanca. No obstante, casi cuatro años después, el pulso Biden-Trump se repite en condiciones diferentes. La desastrosa presentación del presidente demócrata en el debate de la semana pasada generó un repunte de Trump en las encuestas, y desató importantes llamados a Biden para que se retire de la contienda. Aún resta tiempo para el día de elecciones en noviembre, pero es claro que Trump arranca con ventaja.

La economía ha jugado un papel crucial en estas oleadas anti-titulares de las presidencias a ambos lados del océano Atlántico. A la triple crisis económica, social y sanitaria de la pandemia de covid-19 siguió una recuperación, caracterizada por la disparada de la inflación, los cuellos de botella logísticos, la subida de las tasas, los efectos de la guerra rusa en Ucrania y el recrudecimiento de fenómenos socioeconómicos como la migración descontrolada. Más que izquierda o derecha, este caldo de cultivo ha sido beneficioso para la consolidación de alternativas populistas y radicales, que ya hoy son muy difíciles de detener en su crecimiento electoral.

Pero, más luces brindan algunas experiencias de aquellas democracias en las que los gobiernos pudieron reelegirse o asegurar su continuidad. En el caso latinoamericano se destacan casos como el de AMLO en México y Bukele en El Salvador. La debilidad y fragmentación de los opositores, y una sincronía con necesidades sociales o de seguridad contribuyeron a detener la ola del recambio. Lo cierto es que la economía ha jugado un papel que vale la pena analizar.

Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/oleada-anti-titulares-opinion-608112 

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