La gran reversión

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En temas puntuales hay esfuerzos valiosos, pero que no alcanzan a construir un nuevo modelo de bienestar para todos.

Los resultados de dos años de gobierno dan cuenta de una gran reversa en materia de bienestar. El ingreso por habitante en 2023 cayó 0,4%, cerca de un millón de pesos por persona. La recesión de 2023 fue pasajera y leve, pero recesión hubo: no sólo se contrajo la producción, sino que se perdieron empleos de forma sostenida. En 2024 ha vuelto a aumentar el desempleo y se han perdido trabajos (129.000 en el año a junio), y esto pese a que desde mayo de 2022 casi un millón de colombianos han salido para no volver pronto.

La reforma tributaria fue inoportuna e inconveniente: el aumento selectivo a las tarifas de impuesto a las utilidades -la explotación de hidrocarburos y minería, la intermediación financiera- pegó cuando necesitábamos más inversión. La imposición del nuevo impuesto a los alimentos manufacturados le dio un impulso al aumento de los precios de los alimentos.

El desfinanciamiento del sector de la salud, la lentitud en la gestión pública -en vivienda y hábitat, desarrollo rural, ambiente, consulta previa- y la hostilidad regulatoria (en salud y energía) configuran políticas anti-empresa que frenan la actividad. Como resultado, las profesiones médicas y terapéuticas, la educación privada, los servicios de salud, la industria manufacturera y la vivienda pasan por una “recesión sectorial”.

La buena fortuna ha sido suficiente para compensar, apenas: los buenos resultados de las exportaciones agrícolas, de la minería, de algunas empresas de hidrocarburos y del sector turismo -que crece a dos dígitos- son la base de la resiliencia, del aguante. Estos resultados dependen en buena parte de que se mantengan los altos precios internacionales de las materias primas que exportamos: petróleo, café, carne, oro, carbón, cacao, frutas. Todos estos sectores están en función de la seguridad interna, un alto factor de riesgo económico a tener en cuenta.

Pese a declaraciones altisonantes e imprudentes, el gobierno ha hecho un manejo prudente de la deuda pública y no ha intentado romper las restricciones que lo atan en materia macro-económica: la independencia de la banca central y la regla fiscal. Las cortes han cumplido con impedir que haya una regulación directa (en energía, por ejemplo) o contraria a la Ley (en salud) y en hacer respetar los principios constitucionales de tributación y de asignación presupuestal del gasto. Pero tienen un límite: no podrían revertir la desfinanciación (en salud, educación).

Hay otros aspectos positivos: la continuidad -con hiatos- en los programas de lucha contra la pobreza, la eliminación de los subsidios a los precios de combustibles, la apertura de la frontera con Venezuela, la escucha a las comunidades en la consulta previa y la planeación, las mujeres en el desarrollo rural, todos esfuerzos valiosos, pero que no alcanzan a construir un nuevo modelo de bienestar para todos. Por eso la reversión económica probablemente seguirá.

Jorge Restrepo

Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/analisis/opinion-portafolio-la-gran-reversion-610627

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