La Natividad invita a reflexionar sobre la lucha contra la pobreza, la esperanza que trae cada nacimiento y la protección a los desvalidos.
Esta noche millones de colombianos- y cientos de millones de cristianos en el mundo conmemorarán el nacimiento de Jesús -el hijo de Dios para los creyentes- en medio de la pobreza y la vulnerabilidad. La historia de la Natividad no solo recoge las tribulaciones de María y José para traer a su bebé al mundo, sino la esperanza y la alegría que conlleva cada nacimiento para la Humanidad, cada renovación de la vida.
La Navidad constituye una temporada que, en medio de los regalos, las vacaciones y las novenas de aguinaldos, podría invitar a más de una reflexión económica. En primer lugar, junto al mensaje teológico del Dios hecho hombre, se destaca el ambiente de pobreza y necesidades insatisfechas que rodean el alumbramiento de Jesús y su entorno familiar.
El nacimiento de Cristo es, para creyentes y no creyentes, un llamado a prestar atención a la población en situación de pobreza en cada sociedad. Si bien la incidencia de la pobreza monetaria viene disminuyendo tras el choque de la pandemia, en 2023 el 33% de los colombianos se encontraba por debajo de esa línea y 1 de cada 9, en pobreza monetaria extrema.
No obstante, la reducción en la población pobre se está dando a una velocidad que no se compadece con el crecimiento y la recuperación económica poscovid. Al contrario, la disparada de la inflación golpeó con mayor severidad a los hogares con ingresos más bajos. Afortunadamente, la variación anual del IPC para pobres y vulnerables registró en noviembre un 4,83% y 4,78%, respectivamente. Al menos en el frente de los precios de los productos básicos, los más humildes tuvieron un alivio.
De todas maneras, retomar la senda dinámica en la lucha contra la pobreza debería constituir sin duda la misión prioritaria para el Gobierno en estos años pospandemia. En momentos de crisis fiscal, donde la administración Petro discute los recortes al gasto público, los programas sociales -como las ayudas monetarias o los subsidios de vivienda- deberían estar blindados de los ‘tijeretazos’.
Una segunda reflexión viene del hecho de conmemorar un nacimiento en una época donde menos bebés están naciendo en el país: al menos 33% en comparación con hace diez años. Se espera que este 2024 rompa récords en cuanto a una baja tasa de natalidad con los impactos a futuro en temas de salud, pensiones, educación y seguridad social que eso implica. Ante la relativa escasez, cada nacimiento es hoy un motivo mucho mayor de esperanza y trae consigo la semilla de infinitas posibilidades. Esto debe trasladarse al mejoramiento de las políticas educativas y de nutrición infantil que asegure que los niños por nacer cuenten con las herramientas para materializar esa esperanza.
Tercero, la Natividad es un relato donde esa esperanza derrota la persecución y la marginalización. El territorio colombiano -hoy atravesado por migrantes y por los desplazados del deterioro del conflicto- cuenta con más perseguidos y desvalidos que en años recientes. Esa tragedia que crece requiere mayor atención y sensibilidad por parte de todos, autoridades y ciudadanos. No son estos los únicos mensajes que trae la Navidad- uno de los relatos de esperanza más potentes de la Historia- pero sí se ajustan a la realidad de esta Colombia de 2024.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/editorial-portafolio-mensaje-de-navidad-620257