Mientras la caja se desploma, el Ministerio de Hacienda responde con canjes, más deuda y compras masivas que tensionan el mercado.
En la antesala a que se conozcan las cuentas presupuestales del 2026 y comience el debate en el Congreso, el Ministerio de Hacienda está intensificando su presencia en el mercado de deuda pública interna para evitar que la Nación se quede sin liquidez por culpa de la crisis fiscal que ha llevado los depósitos del tesoro a mínimos históricos, una situación que está trayendo más riesgos por variables como el refinanciamiento, la pérdida de credibilidad y una espiral de intereses cada vez más altos.
La caja del Gobierno, que representa el dinero disponible para pagar gastos inmediatos, cayó el pasado 27 de junio a $6,5 billones, uno de sus niveles más bajos desde que hay registros; mientras que sin medidas extraordinarias, habría caído aún más, hasta niveles cercanos a los $4,1 billones, según cálculos del Banco de Bogotá.
Para enfrentar este escenario, el Gobierno recurrió a una receta conocida, pero que sigue sin convencer al mercado, mediante la emisión de más deuda, mover fichas dentro del portafolio y vender dólares. Estos movimientos, si bien ayudan en el corto plazo, ya dejaron claro que se refleja con fuerza en las tasas de interés, en la valoración de los bonos y en la percepción de riesgo y lejos de resolver la situación estructural, aumentan la tensión.
Una de las jugadas más recientes fue el uso intensivo de bonos del Gobierno con vencimiento muy próximo, conocidos como TCOs y, dicho de forma simple, son papeles que funcionan como préstamos que se pagan en cuestión de meses y fueron ofrecidos en el mercado hasta ocho veces en junio, por un valor total de $6,6 billones.
Si se tiene en cuenta que inicialmente Hacienda había planteado subastar montos de $350.000 millones por operación, pero los duplicó a $600.000 millones en medio de la urgencia por conseguir liquidez; esta situación pone sobre la mesa que el camino a seguir desde el Gobierno es el de calentar la deuda.
Teniendo en cuenta las dinámicas de gasto y exigencias presupuestales para este año, sin ese cambio en la estrategia, la caja habría caído a un nivel tan bajo que incluso el pago de nóminas y obligaciones básicas habría estado en riesgo. No obstante, este alivio tiene su costo, ya que concentra vencimientos a muy corto plazo y obliga al Gobierno a volver al mercado en poco tiempo para renovar esa deuda, bajo condiciones que pueden ser mucho más costosas.
Comprando tiempo
Además de los Títulos a Corto Plazo, el Ministerio ha activado otras estrategias para estirar los recursos disponibles y aliviar el perfil de deuda, como los canjes, las recompras y las operaciones de corto plazo con entidades financieras, ya que en junio, por ejemplo, ejecutó un canje por $3,8 billones, en el que recibió bonos con vencimiento en 2025 y 2026, y entregó otros con plazo hasta 2028.
La operación, según explican analistas del Banco de Bogotá buscó aplanar el calendario de pagos, pero también tuvo un efecto secundario en el que aumentó la presencia de papeles del Gobierno en el mercado justo en medio de la mayor desconfianza fiscal de los últimos años, especialmente tras la reducción en las calificaciones.
A eso se sumaron repos reversos adjudicados (RRAs); transacciones en las que el Gobierno entrega temporalmente títulos a cambio de efectivo, con la obligación de recomprarlos días después y permiten obtener liquidez inmediata, aunque no de forma gratuita, ni sostenible, puesto que los títulos deben recomprarse pronto y con intereses, lo que representa un nuevo compromiso a corto plazo.
Otra señal de la urgencia fue la venta de USD$147 millones en divisas, la segunda del año, después de los USD$ 300 millones de abril, y aunque oficialmente se justificó como una operación de administración de recursos de terceros, el hecho de acudir nuevamente a las reservas internacionales en medio de una caída en la caja refuerza la percepción de que la liquidez del Estado está bajo presión.
Mientras tanto, la creación de una “reserva estratégica” con TES en poder del propio Ministerio, pensada para evitar episodios de iliquidez más adelante en el año, avanza con lentitud, ya que según estimaciones del mercado, hasta el cierre de junio solo se habrían acumulado menos de $2 billones, muy por debajo del rango previsto de entre $20 y $40 billones.
Esta reserva, si logra consolidarse, funcionaría como un colchón de bonos para responder ante turbulencias futuras, pero su consolidación requiere recursos frescos que hoy el fisco no tiene asegurados.
¿Se recalienta el mercado?
Desde que el Ministerio de Hacienda reveló el Marco Fiscal de Mediano Plazo, con un déficit proyectado del 7,1% del PIB y la suspensión de la regla fiscal por tres años, el mercado de TES quedó en modo hipersensible; mientras que las tasas de los bonos ya no responden únicamente a variables macroeconómicas, sino a cada movimiento del crédito público.
La estrategia estrella ha sido la conformación de una reserva estratégica de TES en poder del propio Gobierno, para asegurar liquidez y moderar el costo de la deuda. Según cálculos de Itaú, las compras diarias han rondado entre $450.000 y $500.000 millones, generando valorizaciones visibles de hasta 60 puntos básicos de caída en las tasas de largo plazo en apenas una semana.
Este movimiento provocó un cambio en las tasas de los bonos en los que los de largo plazo bajaron de precio (se valorizaron), mientras que los de plazo medio subieron, lo que indica que Hacienda está comprando más papeles con vencimiento lejano, que son los más baratos, y vendiendo los de vencimiento intermedio. Al mismo tiempo, los bonos atados a la inflación también se movieron de forma inusual, con caídas en su valor debido a que casi no se negocian y están concentrados en manos de pocos inversionistas.
Sin embargo, esta intervención activa también abre nuevos riesgos. El más evidente es el de refinanciamiento, ya que al emitir cada vez más deuda con vencimientos próximos, el Gobierno se ve obligado a volver con frecuencia al mercado, incluso en condiciones adversas. Así mismo, persiste el riesgo de credibilidad, por el uso cuestionado de la cláusula de escape fiscal, lo que ha deteriorado la confianza de inversionistas y calificadoras.
A esto se suma un perfil de deuda que se debilita, con más peso de los intereses sobre el presupuesto, y la pérdida del grado de inversión de los TES en pesos, que podría forzar ajustes en portafolios internacionales. Aunque no se prevé una salida abrupta de capital, sí aumenta la vulnerabilidad del mercado local, que deberá absorber más emisiones en un entorno de tensión.
De esta forma, aunque el Ministerio de Hacienda ha logrado mover la curva a su favor, el costo de apostar fuerte en un escenario de creciente incertidumbre, por lo que las jugadas técnicas compran tiempo, pero sin una reforma estructural de ingresos, el margen real sigue desapareciendo.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/hacienda-tensiona-el-mercado-tes-para-salvar-la-caja-riesgos-crecen-por-mas-deuda-y-canjes-635044



