El Gobierno habla de aumento en inversión, pero el portal de Transparencia señala una caída frente a lo aprobado en 2025.
Durante la reciente presentación de las cifras preliminares del Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2026, el ministro de Hacienda, Germán Ávila, aseguró que la inversión pública tendrá un crecimiento frente a 2025, ya que según el jefe de la cartera económica, los recursos para este rubro pasarán de $76,6 billones a $81,9 billones, en lo que calificó como una nueva apuesta por el crecimiento.
Sin embargo, esta afirmación encierra una distorsión técnica que ha pasado desapercibida en el debate público y que se entiende mejor al revisar las cifras del portal de Transparencia Económica del mismo Ministerio, donde se reporta que la inversión en 2025 fue de $83,9 billones, no $76,6. Es decir, en lugar de un crecimiento, lo que realmente habría es una caída de $2 billones.
La contradicción entre las cifras presentadas y las que reposan en la plataforma oficial plantea serias dudas sobre la narrativa del Gobierno y las verdaderas dimensiones del esfuerzo de inversión para el próximo año, dado que abre la puerta a suspicacias técnicas sobre la información que se le está entregando a los colombianos.
Las cifras que no cuadran
Al detallar los listados de gasto, Portafolio pudo establecer que lo que ocurrió, en términos simples, es que Hacienda comparó el presupuesto de inversión proyectado para 2026 con el monto recortado en 2025, tras el ajuste de caja de $12 billones que se hizo obligatorio por la caída de la ley de financiamiento del año pasado y al usar como base una cifra recortada, el ministro logra mostrar un crecimiento que en realidad no existe.
Para los expertos, este aparente desliz abre tres posibles interpretaciones en las que por un lado se lee que el Ministerio de Hacienda habría maquillado intencionalmente las cifras para presentar una imagen más favorable; mientras que por el otro se tomó como un olvido técnico involuntario al no distinguir entre presupuesto aprobado y ejecutado.
En tercer lugar, que sería un poco más preocupante, se podría decir que en efecto el país ya está operando sobre una base estructural de inversión mucho más baja, en la que incluso los aumentos proyectados no alcanzan a recuperar lo perdido.
Cualquiera de los tres escenarios es preocupante; dado que más allá de que haya o no una deliberada manipulación del discurso fiscal, para aminorar las preocupaciones por el estado de las finanzas públicas, nuevamente queda sobre la mesa que inversión es la gran sacrificada, pese a que el país está en un contexto de bajo crecimiento económico y grandes demandas sociales.
No hay que pasar por alto que, comenzando su administración, el presupuesto de inversión para Colombia fue de $100 billones y se calificó en su momento como el más alto de la historia, desde la Casa de Nariño. No obstante, después vinieron recortes y caídas en las proyecciones de gasto, que tienen a este indicador en caída libre.
La vorágine de gastos de funcionamiento
Pero este no es el único dato que genera ruido en las cuentas públicas, ya que desde que Gustavo Petro asumió la Presidencia en agosto de 2022, el Presupuesto General de la Nación ha crecido en $111 billones en términos reales. No obstante, ese aumento no ha reforzado la capacidad del Estado para invertir o responder a choques, sino que se ha concentrado en el gasto de funcionamiento.
Cabe recordar que según las cuentas presentadas por el propio Ministerio de Hacienda para 2026, los recursos asignados al rubro de funcionamiento pasarán de $253,9 billones en 2022 a $353,4 billones en 2026, lo que representa un incremento de $99,5 billones. En otras palabras, el 89,6% del crecimiento total del PGN durante el gobierno Petro ha sido absorbido por este concepto, que incluye transferencias, pensiones, sentencias judiciales, salud, gastos administrativos y nómina estatal.
En el componente de gastos de personal, el salto también es considerable y pasa de $46 billones en 2022 a más de $65,2 billones en 2026. Un aumento de más de $20 billones en apenas cuatro años.
Esta expansión del gasto corriente ha cambiado la estructura del presupuesto, en la que mientras que el funcionamiento representaba el 59,9% del PGN en 2022, en 2026 alcanzará el 66,1%. En contraste, la inversión pública pierde protagonismo y cae en términos reales de $83,7 billones en 2022 a $81,9 billones en 2026 y su participación en el presupuesto baja del 19,8% al 15,3%.
Para José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda y actual rector de la Universidad EIA, esta transformación no solo es cuantitativa, sino estratégica y advierte que “ha habido un crecimiento brutal en términos reales de más del 40% entre 2022 y la fecha, tanto en gastos de funcionamiento como en burocracia de servidores públicos. Esto lo único que demuestra es que hay una profunda ineficiencia en materia de gasto público y un exceso de derroche en burocracia, que no creo que sea el camino”.
Restrepo va más allá y afirma que el presupuesto 2026 “destruye la inversión a costa del derroche de la burocracia pública” e incrementa de forma desproporcionada el tamaño del Estado sin un retorno productivo, al tiempo que sentencia que “es un presupuesto para el derroche, no para la inversión productiva y social”, sentencia.
Entre tanto, el profesor Henry Amorocho, experto en Hacienda Pública de la Universidad del Rosario, coincide en el diagnóstico y en sus cálculos muestra que entre 2024 y 2025 el gasto de funcionamiento creció a una tasa nueve veces superior al crecimiento del PIB, y en 2026 volverá a crecer a una velocidad 4,5 veces mayor que la economía.
“La presión viene especialmente del gasto de funcionamiento. En 2026 subirá 4,4% por encima del crecimiento económico”, explicó, mientras estima que aunque el gasto crecerá en $23,8 billones entre 2025 y 2026, los ingresos solo lo harán entre un 0,5% y 1%; lo cual se traducirá en un déficit cercano a dos puntos del PIB, que deberá cubrirse con nuevo endeudamiento por $38 billones y con una nueva reforma tributaria que el Gobierno espera que recaude $19 billones.
Portafolio consultó al Ministerio de Hacienda para conocer su posición frente a la disparidad de estas cifras y al cierre de esta edición no se habían pronunciado al respecto. No obstante, cabe recordar que en alocuciones pasadas, el ministro Germán Ávila ha reconocido el aumento del gasto de funcionamiento, pero lo atribuye a componentes rígidos que están determinados legalmente.
Mientras se conocen las cuentas finales que serán radicadas ante el Congreso, la pregunta de fondo gira alrededor de si este modelo de gasto, sin una reforma estructural de ingresos y sin una redefinición del tamaño y función del Estado, es viable, puesto que la aparente contradicción en las cifras de inversión revela que el Estado colombiano gasta más, pero no necesariamente mejor.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/presupuesto-2026-inversion-publica-no-crece-frente-a-2025-segun-cifras-oficiales-636040



