con una tasa de política monetaria continúa en 9,25%; nivel frente al que solo se prevé un descenso gradual hasta 8,25% en 2026; dado que el dilema del Emisor está en equilibrar el control de precios con la necesidad de apoyar la recuperación económica.
Cambiando de frente, el diagnóstico fiscal es el punto más crítico del informe; puesto que según las proyecciones, el déficit del Gobierno Nacional Central se ubicaría en -7,1% del PIB en 2025, reflejo de una estructura de gasto rígida y de un recaudo que no cumple las metas oficiales.
“A agosto, el recaudo tributario bruto sumó $197 billones, con un crecimiento anual del 10,6%, pero por debajo del 14,5% esperado. El faltante, de $4,9 billones, sugiere que será muy difícil alcanzar el objetivo de la Dian para fin de año”, dice el reporte, que también reseña que los principales aportes provienen del impuesto de renta (48% del total) y del IVA interno y externo (39%),
mientras que los impuestos al consumo y al patrimonio muestran bajo dinamismo.
Una economía sostenida por el consumo
Pese al difícil entorno fiscal, el documento reconoce que el consumo de los hogares ha sido el gran amortiguador del ciclo, partiendo de que el gasto de las familias se sostiene gracias al crédito, las remesas y la recuperación del empleo y a que la tasa de desempleo urbano bordea el 9%, el nivel más bajo en más de una década, aunque con señales de enfriamiento en la creación de nuevos puestos.
Así las cosas, los sectores líderes del crecimiento en 2025 serán comercio, servicios, industria liviana y vivienda, mientras que la construcción y la infraestructura muestran una recuperación incipiente, impulsada por proyectos de vivienda VIS y reactivación de obras civiles. No obstante, el informe advierte que la productividad sigue estancada y que la inversión privada no se recuperará mientras persista la incertidumbre regulatoria y política.
En el frente externo, el país ha mejorado su posición relativa; dado que el déficit en cuenta corriente se reduciría a -2% del PIB, gracias al repunte de remesas, el turismo y las exportaciones no tradicionales como flores, oro no monetario y productos químicos. De igual forma, las exportaciones de hidrocarburos siguen siendo relevantes, aunque el informe prevé una menor producción petrolera para 2026, lo que limitaría el ingreso de divisas.
“El tipo de cambio se mantendría entre $3.650 y $4.550 durante el próximo año, dependiendo de la evolución del déficit fiscal y el clima electoral. A pesar de estos avances, el riesgo país permanece alto, en parte por la incertidumbre política de cara a las elecciones de 2026 y por la pérdida de confianza inversionista. La economía colombiana
está en equilibrio inestable: las cifras mejoran, pero la confianza no”, resume el documento.
Con base en todo lo mencionado, estos analistas cerraron diciendo que el reto de Colombia no está solo en bajar la inflación, sino en recuperar la sostenibilidad de sus cuentas públicas, ya que mientras el gasto continúa creciendo y el recaudo se queda corto, el país enfrenta un dilema que limitará su margen de maniobra en 2026, y la política monetaria no puede suplir las fallas fiscales, y la confianza inversionista dependerá de señales de disciplina y credibilidad.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/banco-de-bogota-advierte-que-colombia-enfrenta-2026-con-alta-fragilidad-fiscal-y-baja-inversion-643174