El crecimiento, un asunto clave para 2026

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A dos meses de terminar el año, las propuestas políticas y los planes económicos deben gravitar en torno al crecimiento del PIB por encima de 3,5% para que impuestos y empleo aumenten

El ciclo económico es de días cargados de vacas gordas y otros de vacas flacas. La teoría dicta que en una coyuntura hay fluctuaciones recurrentes determinadas por ciclos expansivos y de contracción, fluctuaciones que afectan todos los indicadores fundamentales de la economía como el PIB del cual se deriva el monto de los impuestos y la generación de empleo formal; dicen los teóricos que hay cuatro etapas principales: expansión, pico, contracción (recesión) y valle (recuperación).
Por lo que ha pasado en Colombia en los últimos tres años, se ha experimentado un largo periodo de valle, una recuperación con traumatismos que viene de la época de la pandemia en la cual se vivió en recesión. Lo lógico -sin mirar atrás, ni con retrovisor- es que la economía en términos de PIB entre en un proceso de franco crecimiento que se vea en el pago de impuestos y en la generación de empleos formales; quizá se experimente esta anhelada situación después del segundo semestre del año nuevo, cuando sectores como la construcción estén dinámicos, haya claridad en las políticas públicas sobre los sectores minero-energéticos y el sector agropecuario haya consolidado su dinámica de crecimiento de dos dígitos.
La página que debe pasar la economía colombiana es la de pensar en que es protagonista universal del calentamiento global y pasar al hecho de sacar a más de 15 millones de personas de la pobreza y a 5 millones de ellas de la pobreza extrema, roles y funciones que debe asignar el nuevo gobierno, pues Colombia no puede seguir siendo un país mediocre lleno de riquezas naturales, recurso humano altamente competitivo y una enorme cantidad de su población en la miseria, por pura y dura ideologización de sectores económicos.
Enfocarse en el crecimiento de todos los sectores, especialmente en los generadores de riqueza y bienestar como la construcción, las minas, la energía y el agro, es determinante para crecer de manera sostenida y no depender del consumo, que ha sido el pilar del PIB en algunos momentos. Se trata de producir, ser competitivos, abrir mercados, entender la quinta revolución industrial y enfocarse en que el país se desarrolló a partir de las vocaciones regionales.
Los aspirantes a la Casa de Nariño deberían tener un esbozo de su Plan de Desarrollo y los grandes focos para hacer crecer el PIB, que es la única manera de recaudar más impuestos; ninguno del centenar de candidatos puede seguir apostándole a más reformas tributarias cuya justificación solo es financiar la burocracia.
Los presidenciables deben poner en escena a sus equipos económicos que les ayudarán a llevar al país a otro nivel de desarrollo, lo cual solo se consigue con ideas, planes, proyectos a corto, medio y largo plazo. Son los equipos económicos de los candidatos los encargados de diseñar el crecimiento de aquí a 2030, un momento crucial para Colombia y América Latina.
Una propuesta de vieja data es que los candidatos, más que concordancia en hacer una nueva reforma tributaria estructural que calme los males fiscales de viejos gobiernos, deben hacer un gran pacto por el crecimiento económico basado en obras de infraestructura, la construcción, la generación eléctrica y sostener el crecimiento de dos dígitos de la agroindustria. Solo de esa manera se logrará sacar a tantos millones de colombianos de su pobreza.

Información extraída de: https://www.larepublica.co/opinion/editorial/el-crecimiento-un-asunto-clave-para-2026-4262346

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