Alejandro Reyes, economista de BBVA, aseguró que este ritmo moderado de descenso se explica en factores como los precios regulados, especialmente los asociados al gas, seguirán empujando el índice durante el comienzo de 2026, al tiempo que
Para este analista, aunque la apreciación del peso y la caída de los precios de bienes importados suavizan el panorama, está claro que la desinflación será “gradual” y la normalidad monetaria tardará en llegar, dado que prevén que la tasa de interés permanecerá en 9,25% durante 2025 y 2026, pues la inflación, aunque a la baja, no ofrece todavía las señales que permitirían un recorte más decidido.
En ese escenario, el ciclo de reducciones sólo retomaría fuerza a partir del segundo trimestre de 2027, cuando el índice de precios muestre una convergencia más sólida y el contexto fiscal permita mayor estabilidad; por lo que para el banco, el mensaje es más prudencia que optimismo.
La cara positiva de la moneda
Si bien advierten que hay riesgos inflacionarios, el informe no se queda solo en esto y también ofrece una mirada a las oportunidades, indicando que si en 2025 el consumo privado fue el actor principal, impulsado por la mejoría en las condiciones financieras, el retorno real positivo del ahorro y la valorización de activos, en 2026 y 2027 será la inversión la que tomará el liderazgo.
De acuerdo con Mauricio Hernández-Monsalve, también integrante de este equipo de análisis económico, el empuje vendrá por la aceleración de proyectos regionales y locales (túneles, troncales, puertos, sistemas de metro y generación) y por un repunte paulatino de las edificaciones
no residenciales donde los inventarios ya son bajos.
“La inversión cambia de velocidad a partir de 2026: primero por obras civiles y, con rezago, por edificaciones; ese giro es el que permite sostener un mayor crecimiento de la inversión. La mayor actividad de la construcción será clave para que la inversión retome la tracción. En el consumo, el gasto en durables, tradicionalmente cíclico, se mantendrá fuerte a 2026, impulsando el gasto total”, añadió.
Por último, en el capítulo del consumo, el informe destaca que las familias todavía encuentran alivio en un contexto financiero más amable y que la apreciación del peso abarata los productos importados, mientras la mejora en los rendimientos reales del ahorro ofrece un margen de respiro.
Aun así, BBVA anticipa que en los próximos años los hogares dirigirán una parte mayor de su ingreso disponible hacia proyectos de vivienda y decisiones de consumo más controladas, en línea con un entorno de tasas altas que seguirá influyendo sobre el crédito.
En cuanto al comportamiento del dólar, manifestaron que también reflejará las presiones internas y externas; dado que las proyecciones apuntan a una tasa de cambio de $3.730 en 2025, que subiría a $4.020 en 2026 y a $4.085 en 2027; como resultado de los movimientos de los bancos centrales, los ciclos políticos y los flujos de capital hacia economías con mayor certidumbre.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/la-inflacion-tardaria-hasta-tres-anos-en-regresar-al-rango-meta-del-banco-de-la-republica-484181