La economía del pesimismo no tiene frutos

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La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico mejoró sus perspectivas para algunas de las principales economías e incluyó a Colombia en el listado

Mientras el frenesí y la pugnacidad política hace estragos en Colombia a la hora de enfrentar los retos que le deparan al destino nacional, el crecimiento económico mundial se mantiene en mejor forma de lo esperado, gracias al auge de la inversión en inteligencia artificial que está ayudando a contrarrestar parte del impacto de la subida de aranceles de Estados Unidos, explicó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, Ocde, que mejoró sus perspectivas para algunas de las principales economías.

En lo que tiene que ver con Colombia, se proyecta un crecimiento de 2,8% para este año, tendencia que se mantendría en 2026, durante el cambio de administración nacional. Para 2027, estima una expansión de 2,7%, impulsada por la recuperación gradual, aunque parcial, de la inversión, a medida que las condiciones financieras se vuelvan más favorables. No obstante, la persistencia de la incertidumbre seguirá limitando un repunte más robusto, dicen los analistas de Reuters sobre el devenir colombiano de cara a las próximas elecciones legislativas y ejecutivas del próximo año.

Los pormenores del crecimiento que ve la Ocde tienen que ver con lo más dinámico que son el comercio, el consumo, la agricultura y alguna esperanza en que la actividad extractiva se recupere. Mucho del consumo se explica por el dinero que está ingresando -a millones- de las remesas, que a su vez dinamiza el comercio; la agricultura vive su propio boom de la mano de la bonanza cafetera y algo está quedando de la exportaciones, aún importante, de petróleo a buenos precios internacionales. Colombia es un país de regiones bien diferenciadas que han ganado participación en el PIB: una economía de servicios de 25% en Bogotá; otro 15% de minería, turismo, industria, caficultura y comercio en Antioquia, y una no menor de 10% de manufacturas comercio internacional y agroindustria en el Valle del Cauca.

Está claro que la revisión al alza de la economía colombiana tiene que ver con las remesas, las producción de café y el consumo, muy en contravía de la percepción de incertidumbre que generan las deficientes políticas públicas, en pos del desarrollo, la baja ejecución de los presupuestos públicos, el enorme gasto en la administración nacional y la cabalgante inseguridad que tiene capturadas grandes áreas del territorio. No obstante, es un país que tiene interiorizado que la economía del pesimismo no da frutos y que lo mejor es seguir trabajando, produciendo, creando y generando bienes y servicios para mantener en movimiento un Producto Interno Bruto que ya supera los US$400.000 millones.

Dicta la Ocde que aunque se prevé una menor contribución del sector externo, ya que las exportaciones de petróleo y de productos mineros seguirán limitadas por la reducción en la producción nacional y por los bajos precios internacionales del crudo, es un crecimiento destacado en el grupo, aunque la inflación continuará disminuyendo, se mantendría por encima del objetivo de 3% hasta 2027.

No es mala la visión de la Ocde para Colombia, en su Informe de Perspectivas Económicas que proyectó una leve desaceleración del crecimiento global, que pasaría de 3,2% en 2025 a 2,9% en 2026, manteniendo sin cambios las estimaciones presentadas en septiembre. Para 2027, anticipó un repunte hasta 3,1%. Lo único que queda siempre es esperar a que la incertidumbre política se difumine y que se pueda seguir desarrollando la economía de mercado.

Información extraída de: https://www.larepublica.co/opinion/editorial/la-economia-del-pesimismo-no-tiene-frutos-4282631

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