La recuperación de la economía colombia no se está dando igual para todas las regiones

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Si bien el país muestra mejores resultados de los esperados en el año, esta realidad no aplica para todos.

La economía colombiana avanza en 2025 con un desempeño que ha sorprendido positivamente frente a los pronósticos iniciales luego de que alcanzara un crecimiento estimado de 2,9%, el país, que parece haber dejado atrás la fase más dura de la desaceleración y se quedara por encima de lo que originalmente se esperaba en el mercado local y por parte de autoridades internacionales.

Sin embargo, este resultado agregado esconde una realidad mucho más fragmentada, en la que las regiones avanzan a ritmos distintos y enfrentan desafíos estructurales que limitan una recuperación homogénea, según el análisis de Investigaciones Bancolombia.
Estos expertos arrancan contando que Colombia es un país de regiones, con una estructura productiva territorialmente fragmentada que se traduce en que la dinámica sectorial, el ciclo económico y la capacidad de recuperación no dependen únicamente del promedio nacional, sino del mapa productivo y al observar el desempeño regional del PIB, el mercado laboral, la inflación, la informalidad y las remesas,  dejan claro que emerge una economía que crece, pero lo hace de forma desigual y con tensiones que no siempre se reflejan en las cifras agregadas.
El crecimiento económico no se está dando igual en todas las regiones.
“En lo corrido de 2025, la mayoría de las regiones registra un crecimiento económico moderado y señales de recuperación. No obstante, otras dimensiones clave cuentan historias divergentes. Variables como la informalidad laboral y la dinámica de las remesas muestran contrastes marcados entre territorios, lo que sugiere que el crecimiento no siempre se traduce en mejoras sostenidas del bienestar de los hogares ni en una mayor calidad del empleo”, destacaron.
En primer lugar, la región Andina aparece como uno de los principales soportes del crecimiento nacional; con un desempeño que ha sido resiliente, impulsado por la actividad de Bogotá, Cundinamarca y Santander, con una base productiva anclada en el comercio y en las exportaciones de café, flores y carne.

“A esto se suma una industria que empieza a mostrar señales de recuperación, apoyada en la diversificación productiva y en una mejora gradual de la confianza empresarial, factores que han contribuido a sostener la actividad económica regional”, acotaron.
El sector de la construcción también ha tenido un papel relevante en esta región, gracias al avance de grandes proyectos de infraestructura como el Metro de Bogotá, el viaducto de Los Chorros en Cundinamarca y la pavimentación de la malla vial en Boyacá, que han beneficiado la actividad constructora. Sin embargo, el informe señala que persisten rezagos importantes en edificaciones y en iniciaciones de vivienda, lo que limita un mayor impulso al sector y a la generación de empleo formal.
El crecimiento económico no se está dando igual en todas las regiones.

El crecimiento económico no se está dando igual en todas las regiones. Foto:Cortesía – A.P.I.

Uno de los elementos que ha sostenido la demanda de los hogares en la región Andina es el flujo de remesas, que se mantiene en niveles históricamente altos; con Estados Unidos como el principal origen de estos recursos, aunque se observa una creciente participación de envíos desde España hacia departamentos como Santander, Norte de Santander y Boyacá.
Por otra parte, en Antioquia y el Eje Cafetero, el panorama es más complejo y Antioquia mantiene una estabilidad macroeconómica relativa, apoyada en la diversificación productiva y en la fortaleza de su tejido empresarial. Sin embargo, el informe subraya que los hogares han enfrentado una pérdida significativa de poder adquisitivo y que Medellín es prueba de esta tensión, ya que una economía activa y con mercados laborales dinámicos, pero afectada por un aumento persistente del costo de vida, especialmente en arriendos, que presiona de forma sostenida los ingresos reales.

El Eje Cafetero, por su parte, muestra un crecimiento más frágil y volátil. Su desempeño está más expuesto a factores climáticos y externos, así como a la evolución del sector agropecuario, lo que introduce una mayor incertidumbre sobre su capacidad de recuperación. Ante esto, Investigaciones Bancolombia señala que el crecimiento no es la principal debilidad de la región, pero sí pierde capacidad para compensar otras presiones que afectan el bienestar de los hogares.

Entre tanto, la región Caribe enfrenta un escenario aún más desafiante por cuenta de rezagos persistentes en crecimiento y empleo, acompañados de presiones inflacionarias y una alta volatilidad en la informalidad que dejan como resultado una economía que avanza de forma desigual y cuya recuperación sigue siendo frágil. Aunque en algunos periodos la inflación ha mostrado correcciones, su nivel permanece elevado en varias ciudades, afectando de manera desproporcionada a los hogares más vulnerables.

El crecimiento económico no se está dando igual en todas las regiones.

El crecimiento económico no se está dando igual en todas las regiones. Foto:Cortesía – A.P.I.

Así mismo, el impacto inflacionario en el Caribe se amplifica por la composición de la canasta de consumo, donde alimentos, servicios básicos y energía tienen un peso significativo. Así, incluso variaciones moderadas en los precios reducen el poder adquisitivo, limitan la recuperación del consumo y profundizan las brechas regionales.
En esta región, Investigaciones Bancolombia identifica a la construcción como un motor potencial para dinamizar la actividad y mejorar la absorción laboral, mientras que el sector energético sigue siendo uno de los principales retos para la competitividad regional.

En la región Pacífica, las brechas estructurales continúan marcando el desempeño económico. El perfil macroeconómico confirma una realidad difícil de revertir por cuenta del bajo crecimiento, presiones inflacionarias relevantes y un mercado laboral frágil y resaltan que “entre 2022 y 2025, estos factores han limitado de manera persistente el bienestar de los hogares, haciendo que la recuperación sea más lenta que en otras zonas del país y que los choques macroeconómicos se amplifiquen”.

Finalmente, la región que comprende la Orinoquía y la Amazonía enfrenta desafíos estructurales profundos, ya que su participación en la economía nacional es de apenas 6,1%, reflejo de factores como la baja densidad poblacional y la falta de inversión. A esto se suma la creciente presencia de grupos armados, que ha limitado la explotación a gran escala de su potencial petrolero, agropecuario y energético, afectando su capacidad de crecimiento.

El crecimiento económico no se está dando igual en todas las regiones.

El crecimiento económico no se está dando igual en todas las regiones. Foto: Cortesía – A.P.I.

Con todo lo anterior se puede decir que los últimos años, el panorama regional ha estado marcado por un deterioro del crecimiento, malas condiciones del empleo y un consumo de los hogares cada vez más dependiente de las remesas; reforzando la idea de que el potencial productivo de la región no se ha traducido en un desarrollo económico sostenido, profundizando las brechas frente a otras zonas del país.

Ante esto, desde Investigaciones Bancolombia concluyen que el crecimiento económico nacional, aunque positivo, no garantiza convergencia regional y que persisten diferencias profundas en empleo, informalidad, inflación y capacidad productiva que requieren políticas públicas diferenciadas; por lo que, sin una estrategia territorial más focalizada, la economía colombiana seguirá mostrando un desempeño agregado favorable, mientras una parte significativa de sus regiones continúa avanzando a un ritmo mucho más lento.

Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/regiones/la-recuperacion-de-la-economia-colombia-no-se-esta-dando-igual-para-todas-las-regiones-485165
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