Bajar la pobreza a mayor ritmo debe constituir la principal tarea social del Gobierno y para ello se requiere un crecimiento vigoroso de la economía.
El Dane publicó esta semana los resultados de pobreza multidimensional correspondientes al 2024 que muestran un nivel de 11,5% de la población nacional, esto es, una reducción de 0,6 puntos porcentuales. El año pasado, en medio de una débil recuperación de la economía, alrededor de 251 mil colombianos superaron esta condición, frente a los 338 mil registrados en 2023 y los 1,47 millones reportados en 2022.
En otras palabras, tras la reactivación de la pos-pandemia, el ritmo en que los índices de pobreza multidimensional (IPM) están bajando viene disminuyendo. A diferencia de la pobreza monetaria, centrada en el ingreso, el IPM mide las condiciones de vida desde quince variables en cinco dimensiones: educación, condiciones de la niñez y juventud, salud, trabajo, y acceso a servicios públicos y condiciones de la vivienda.
La fotografía de la pobreza multidimensional en Colombia en 2024 ratifica la senda de reducción que el país viene registrando después del choque del covid y, al mismo tiempo, reproduce un mapa dividido en una periferia vulnerable- Orinoquia, Amazonía, Caribe y Pacífico- y un centro con niveles más bajos. Los departamentos con tasas más altas están localizados en esas regiones: Vichada (70,2%), Guainía (49%), La Guajira (39,3%), Vaupés (37,4%) y Chocó (33,9%).
Al otro lado de la lista, con el porcentaje más bajo (5,4%) está Bogotá que a su vez registró un aumento del 1,8%. De acuerdo al Dane, 148 mil capitalinos engrosaron las filas de los pobres multidimensionales, junto a 81 mil en el conjunto de la región central -que comprende Antioquia, el Eje Cafetero, Tolima, Huila y Caquetá-. Estos datos deben estar siendo analizados ya por el equipo de la administración distrital a cargo de la política social y seguramente desencadenarán una respuesta a la estrategia que despliega hoy el Distrito.
Otro hallazgo del reporte que dispara alertas está relacionado con la salud. La única de las 15 variables que integran el Índice de Pobreza Multidimensional que experimentó un deterioro el año pasado fueron las “barreras de acceso al servicio de salud”- que pasó de 1,8% a 2,9% tanto en cabeceras urbanas como en zonas rurales. No puede pasar desapercibido este aumento en medio de la crisis del sistema de salud y de la implementación ‘por la puerta de atrás’ de la reforma sanitaria del gobierno Petro.
La reducción de la pobreza en el territorio nacional constituye la tarea social prioritaria tras el drástico choque que significó la pandemia del covid. Es innegable que en los años recientes los niveles de pobreza han experimentado valiosos descensos, en especial entre 2021 y 2022, pero las dinámicas de reactivación de las actividades económicas no han ido de la mano de un mejoramiento sustancial de las condiciones de vida de los más vulnerables.
A unos 16 meses de finalizar el cuatrienio, el balance social de la administración Petro no está a la altura de las expectativas generadas dentro de los más pobres por la llegada del primer gobierno de izquierda. De hecho, la crisis fiscal ha llevado a que el Gobierno Nacional recorte ayudas monetarias y tome una postura más crítica de los subsidios. Entes territoriales como el Distrito Capital han entrado a sustituir ese vacío del nivel central.
Dicho de otra manera, no ha sido la reducción de la pobreza la apuesta más prioritaria del gobierno Petro. No sobra recordar que es el crecimiento económico vigoroso una potente fórmula para sacar colombianos de la pobreza y, lo más clave, mantenerlos fuera de esa condición.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/editorial-portafolio-a-menor-ritmo-628589