Analistas y exministros dividen opiniones respecto al margen de maniobra, pero coinciden en que no se debe dejar crecer más la crisis fiscal.
A un año de terminar su mandato, el presidente Gustavo Petro enfrenta un desafío que definirá no solo el cierre de su administración, sino el punto de partida para su sucesor, ya que deberá definir cómo enderezar unas finanzas públicas presionadas por un déficit histórico, una deuda creciente y la pérdida de credibilidad ante los mercados.
En medio del ambiente de expectativa por lo que pasará en los últimos 365 días del primer gobierno de izquierda en la historia del país, seis voces del ámbito económico, entre exministros y analistas, hablaron con Portafolio y trazaron un diagnóstico crudo en el que proponen caminos que, para algunos, aún son viables, y para otros, ya están cerrados.
“No es a prueba de estúpidos”
En primer lugar, para Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda, el margen de maniobra del gobierno es el mismo que tendrá el próximo y “lo crea el que soluciona el problema y lo estrecha el que crea el problema. Este gobierno no para de agrandar el problema y se sorprende de su tamaño. No sabe uno si es infantilismo, incompetencia, mala fe o una mezcla de las tres”.
Para este economista, su receta es directa y comienza por recortar gastos, congelar lo congelable, recaudar mejor, aprobar una reforma tributaria, poner a crecer la economía y recuperar la credibilidad para reducir los costos financieros. Entre tanto, su advertencia es tajante y dice que el peor riesgo es “seguir con gente incompetente y malintencionada. Lo demás tiene solución. Pero nada es a prueba de estúpidos”.
Entre tanto, José Manuel Restrepo, también exministro de Hacienda y actual rector de la Universidad EIA, considera que sí habría margen si se tomaran decisiones de fondo, empezando por controlar el exceso de gasto público y eliminar el derroche en funcionamiento y burocracia.
Esto, dice, podría generar credibilidad incluso en el Congreso y facilitar una reforma tributaria; aunque advierte que, en el frente externo, el margen es casi inexistente y que “eso significaría retornar al cumplimiento de una regla fiscal o, por lo menos, tener un compromiso creíble con una senda de recuperación. Las condiciones actuales no son creíbles”; al tiempo que critica que el presupuesto 2026 esté desfinanciado en $38 billones, con una cláusula de escape que elimina los límites al déficit y la deuda.
Entre los riesgos que podrían frustrar cualquier intento de ajuste, Restrepo Abondano menciona que una alza significativa de la tasa de cambio, la caída del precio del petróleo, una desaceleración económica que afecte el recaudo y un endeudamiento cada vez más costoso; podrían jugar en contra.
El ajuste mínimo: $40 billones
Portafolio también habló con Juan Camilo Restrepo, exministro de Hacienda, quien fue claro en señalar que el margen depende de la voluntad política para reducir el gasto y sostiene que ”si la reforma tributaria que ha mencionado el gobierno no la aprueba el Congreso, como es lo más probable, la reducción de gastos tiene que ser por lo menos de $40 billones. Es una suma importante pero no imposible”.
A su juicio, la credibilidad fiscal está muy deteriorada y recibirá otro golpe cuando el FMI presente las conclusiones del Artículo IV, previsiblemente negativas; mientras manifiesta que 2025 cerrará con el déficit fiscal y la deuda más altos como proporción del PIB en la historia de Colombia.
Para Julio Enrique Duarte, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, los números hablan por sí solos y muestran que el déficit llegó al 6,7% del PIB en 2024 y podría cerrar 2025 en 7,5%, con una deuda que bordea el 63% del PIB.
Dicho esto, recuerda que el ajuste necesario, según el Comité Autónomo de la Regla Fiscal, es de $46 billones; para lo cual plantea cuatro caminos para estabilizar las cuentas sin provocar una crisis política, que son recortar rubros de baja ejecución y aplazar proyectos no prioritarios y mejorar la eficiencia en el recaudo cerrando espacios de evasión.
También dice que es necesario presentar un plan fiscal claro y financiado, detallando emisiones de deuda y metas de déficit; y mantener estabilidad institucional en el equipo económico y entre los riesgos, menciona la pérdida de confianza de los mercados, choques externos como una caída del petróleo o la apreciación del dólar.
Una microcirugía fiscal
Camilo Pérez, jefe de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, también se sumó a este análisis y desde su punto de vista es escéptico; ya que asegura que el presupuesto 2026 muestra que no habrá ajuste de gasto, pese a reconocer un exceso estructural.
“La suspensión de la regla fiscal le da al gobierno plena libertad para gastar de manera más amplia de lo que uno quisiera. En lugar de usar ese espacio para un ajuste, claramente no lo va a hacer”, afirma.
En su opinión, el gobierno deja el problema para que a partir de 2026 el próximo presidente lo enfrente, apoyándose en la expectativa –difícil de cumplir– de una reforma tributaria. Concluye que no hay interés ni intención de corregir las cuentas en este último año.
Por último, Jorge Restrepo, economista y profesor de la Universidad Javeriana, desmonta la idea de que la rigidez del gasto impide un ajuste, dado que cree que hay margen si se actúa con “microcirugía” presupuestal; en la que propone frenar aumentos salariales reales en el sector público, controlar contratos por prestación de servicios, reasignar inversión y cerrar programas mal focalizados.
En materia tributaria, considera útil reducir exenciones y partidas de IVA en cero, pero ve difícil aprobar una reforma amplia; mientras que entre los riesgos, destaca que el Congreso podría rechazar el presupuesto y que un dólar más caro, en un contexto internacional menos favorable, golpearía el servicio de la deuda externa.
Así las cosas, estas seis visiones retratan un escenario común en el que el margen para maniobrar existe solo si se asumen costos políticos inmediatos, algo que en año preelectoral parece improbable y coinciden en que el problema no es exclusivamente técnico, sino de voluntad política y credibilidad.
Mientras unos creen que el gobierno podría, con medidas concretas y rápidas, contener el deterioro, otros consideran que la administración Petro ha optado por dejar el ajuste para su sucesor, ampliando así el tamaño del desafío y en cualquier caso, el consenso es claro respecto a que dejar crecer la crisis fiscal solo hará más difícil y costoso el ajuste que inevitablemente deberá llegar.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/ajuste-fiscal-en-colombia-los-caminos-y-riesgos-del-gobierno-petro-para-2026-637594



