La reanudación de las exportaciones de petróleo venezolano sin obstáculos después de que Estados Unidos aliviara las sanciones marcará el cambio más significativo en años en los flujos mundiales de crudo.
Es probable que la decisión de la Administración Biden de relajar las sanciones brinde un impulso a las exportaciones de crudo venezolano a EE.UU. y Europa, y reduzca algunos envíos de Canadá, México y Colombia. También significa que menos cargamentos de la nación latinoamericana realizarán el largo viaje a China, que actualmente es el principal destino del petróleo venezolano.
Se espera que las exportaciones a EE.UU. aumenten desde el actual nivel diario de aproximadamente 116.000 barriles para saciar las refinerías de la costa del Golfo especialmente diseñadas para procesar el tipo de petróleo pesado y denso que produce Venezuela. Antes de que se impusieran amplias sanciones en 2019, EE.UU. importaba un promedio de medio millón de barriles diarios desde el miembro fundador de la OPEP, y Venezuela era la principal fuente de petróleo para los productores de combustible de la costa del Golfo.
El alivio de las sanciones se produce en un momento en que los suministros mundiales de petróleo se han reducido, particularmente para grados de crudo similares al petróleo pesado venezolano, después de que Arabia Saudita y sus aliados limitaran las exportaciones. Los cargamentos adicionales también llegarán al agua, ya que los márgenes para producir los llamados destilados están aumentando. La prima por producir diésel —que es especialmente abundante en crudo pesado— se ha ampliado a US$44 el barril en relación con el precio del crudo de referencia de EE.UU.: el West Texas Intermediate.
“El alcance del paquete de flexibilización de las sanciones fue sorprendentemente amplio y levantó de forma eficaz la mayoría de las restricciones al sector petrolero”, dijo Fernando Ferreira, director de riesgo geopolítico de Rapidan Energy Advisors LLC. “El impacto inmediato debería ser un aumento de las exportaciones de crudo de Venezuela a EE.UU., y de productos estadounidenses de petróleo, como diluyentes, a Venezuela”. Los diluyentes son componentes de crudo liviano mezclados con crudo pesado para que puedan fluir a través de oleoductos a los buques cisterna.
A última hora del miércoles, la Administración Biden suspendió las sanciones a la producción venezolana de petróleo, gas natural y oro. La medida, que no llegó a dejar sin efecto una prohibición de facto sobre las importaciones estadounidenses de petróleo de esa nación, es temporal y depende de las promesas de celebrar elecciones libres el próximo año.
Las refinerías estadounidenses parecen ansiosas por adquirir más petróleo venezolano. Después de que la Administración Biden permitió que Chevron Corp. reanudara la elaboración de petróleo en Venezuela a fines del año pasado, varios productores de combustible volvieron a realizar compras, entre ellos Valero Energy Corp., Phillips 66 y Marathon Petroleum Corp. La gran excepción ha sido Citgo Petroleum, la rama estadounidense de refinación de la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA, que compraba cerca de 180.000 barriles por día hace apenas cinco años.
Citgo declinó hacer comentarios para esta nota. TotalEnergies SE y Motiva Enterprises LLC, que solían ser compradores activos de petróleo venezolano para sus operaciones de refinación en EE.UU., no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
El desafío para Petróleos de Venezuela SA será la disminución de la calidad del petróleo que extrae, según operadores que hablaron bajo condición de anonimato. El alto contenido de agua y sal, que puede dañar las tuberías de acero, limita las cantidades que algunas refinerías pueden procesar.
Cuando se impusieron las sanciones, el petróleo venezolano fue rápidamente reemplazado por suministros canadienses, mexicanos y colombianos de crudo pesado que las refinerías, a su vez, descubrieron que eran más estables y homogéneos que el crudo venezolano.
Las empresas estadounidenses deberán seguir teniendo cuidado y evitar hacer negocios con empresas que involucren a entidades rusas, como el proyecto Petromonagas, del que Roszarubezhneft es parcialmente propietario. Petromonagas produce actualmente 89.000 barriles diarios de petróleo Merey 16, utilizando principalmente diluyentes importados de Irán.
