Así mismo, en el giro inesperado de las proyecciones pesó, según Villar, el fuerte aumento del salario mínimo y aunque evitó discutir la conveniencia o no del ajuste, dejó claro su impacto sobre los precios; destacando que el incremento del subsidio de transporte
“El anuncio de un ajuste en el salario mínimo, más allá de las consideraciones que puedan existir sobre la conveniencia de aumentarlo mucho o poco, representó un incremento muy fuerte frente a la inflación vigente y a la meta del Banco. Con una inflación de 5,2% y una meta de 3%, el alza total equivalió al 11%, dado que al aumento del 9,5% se sumó el del subsidio de transporte, lo que elevó el costo de contratar a un trabajador en salario mínimo hasta ese 11%, replicando incrementos similares de años anteriores”, indicó.
El factor fiscal también jugó un papel determinante; ya que hacia finales de 2024 se esperaba que el déficit cerrara en 5,6% del PIB, un nivel alto pero aún compatible con la regla fiscal. No obstante, los datos posteriores mostraron un desbalance mayor y el Gerente del Banco de la República sostiene que “tuvimos un déficit que superaba ampliamente el 5,6%”, lo cual coincidió con crecientes dudas sobre el panorama de 2025, justo en un momento de discusión interna en el Gobierno sobre el manejo del gasto.
Lo que siguió fue un deterioro más acelerado con el anuncio de la suspensión de la regla fiscal que durante tres años dejó sin ancla a la política fiscal y generó un ambiente de incertidumbre que se trasladó a los mercados; mientras que la reacción no tardó en llegar, según Villar, quien explica que esto “empezó a generar situaciones de reducción de la confianza, de baja de la calificación de la deuda y de aumentos en los spreads de Colombia”, destacando cómo el riesgo país se distanció rápidamente del de la región.
Esa pérdida de confianza llevó a una paradoja difícil de administrar y aunque el Banco de la República redujo su tasa de política monetaria en 400 puntos básicos desde marzo de 2023, las tasas de los TES y de la deuda externa aumentaron con fuerza. Villar recalcó que “la tasa a la cual se colocan los TES en pesos ha aumentado de manera significativa”, aun cuando la postura del Emisor se tornó más flexible y
el costo de financiar al Estado dio un salto en cuestión de meses.
En paralelo, la economía comenzó a mostrar un dinamismo interno más fuerte del previsto, en el que la demanda creció por encima del 4% durante varios trimestres y llegó al 5% en el tercero de 2025; lo cual se reflejó en ventas robustas y una caída del desempleo hacia 8,2%. Sin embargo, la producción no acompañó ese ritmo y quedó rezagada; por lo que las proyecciones de crecimiento rondan entre 2,6% y 2,8%, insuficientes para absorber la presión generada por el consumo.
Por último, en el frente a la política monetaria, Villar reiteró que la tasa de 9,25% sigue siendo alta en comparación regional, pero recordó que la postura real se ha suavizado y que dado que la inflación repuntó y las expectativas aumentaron, la tasa de interés real ha caído, lo que hace que la política sea “menos restrictiva ahora de lo que era hace un tiempo”. Para él, esto no implica un cambio de rumbo, pero sí ajusta la discusión sobre la magnitud y el ritmo de los movimientos futuros.
Villar cerró su intervención con una reflexión sobre el caso de Brasil, cuyo banco central tuvo que revertir su ciclo de bajas y llevar la tasa a 15% tras un deterioro en las expectativas, gracias a lo cual, hoy ese país exhibe una inflación más baja y expectativas más alineadas con la meta, mientras los mercados anticipan recortes; mientras que las expectativas de tasa de interés de Colombia podrían estar aumentando, por la urgencia de señales de confianza.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/gobierno/el-banco-de-la-republica-explica-por-que-no-se-han-cumplido-las-proyecciones-economicas-que-habia-para-484186