Con la suspensión de la regla fiscal, no hay mucho que explicar, pues el Gobierno ha dado muestras de que hace lo que quiere sin tener en cuenta los compromisos de desarrollo
Mediante la Ley 819 de 2003, el Gobierno Nacional de turno debe presentar al Congreso de la República, cada 15 de junio, el llamado Marco Fiscal de Mediano Plazo, un documento de estricto carácter técnico que debe contener las proyecciones macroeconómicas y fiscales para la próxima década.
Este año, las cosas son muy distintas a las anteriores, el Ministerio de Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación, al interior del llamado Confis, decidieron aplazar la llamada regla fiscal, que es la espina dorsal de dicho documento; es decir, una vez derribados los pilares fundamentales de la economía por los próximos tres años, el documento madre de la situación de gastos e ingresos que cerrará esta administración central, poca credibilidad tendrá.
Literalmente, solo había sucedido dos veces en la historia reciente, las autoridades económicas han hecho trizas las reglas fiscales; la primera vez fue por efectos del covid, razón más que justificada, y en esta ocasión, sin causa aparente, poco más que el desgreño fiscal sustentado en mucho gasto poco ingreso.
Los novísimos ministro de Hacienda y directora del DNP se están pasando por la faja una larga tradición de ortodoxia económica, sin mucho juicio, presentarán una visión mediocre a largo plazo de las finanzas públicas; las proyecciones de ingresos y gastos no pueden ser buenas cuando no hay acciones de reactivación económica; nunca, durante los últimos tres años, se presentó un plan contracíclico de la economía para dinamizar sectores generadores de crecimiento y empleo, además de ser grandes contribuyentes, como son la construcción, el transporte, las minas y el petróleo.
El documento madre de la economía, como es el Marco Fiscal de Mediano Plazo, debe hablarle con seguridad y confianza a la banca multilateral, a las firmas calificadoras de riesgo, de tal manera, que la sostenibilidad fiscal sea transparente.
Nuevamente, las comisiones económicas del Congreso de la República tienen la palabra, si son actores pasivos o realmente discuten los números que tiene el Gobierno Nacional en términos de crecimiento, recaudo e inversión.
Mañana viernes 13, fecha cabalística, no será un día bueno para la economía: las autoridades económicas harán públicas sus cifras de rumbo país sin mayores argumentos, en medio de un ambiente crispado en la opinión pública, la calle y el Congreso.
La principal crítica es que están haciendo trizas la regla fiscal que les permite endeudarse más, sin argumentos de la realidad actual; no hay pandemia, no hay desastres naturales, no hay complicaciones distintas a las habituales, lo que sí hay es voracidad electorera en un momento en el que el país entra a una disputa definitiva a un año de las elecciones presidenciales.
Si con audacia, el Ministerio de Hacienda logra presentar un Marco Fiscal de Mediano Plazo basado en el aumento del recaudo, el ataque frontal a la informalidad, además de un plan serio de ahorro estatal, las cosas pueden cambiar, pero no se puede folclóricamente romper las reglas para endeudarse más allá de 55% del PIB con fines electoreros.
El Presupuesto General que se presente, en unas 12 semanas al Congreso de la República, nuevamente estará desfinanciado y debe superar los $530 billones, una cifra que debe sustentarse con un recaudo superior a los $324 billones, cifras que deben tener credibilidad en medio de una economía bajo incertidumbre y que no crece lo suficiente.
Información extraída de: https://www.larepublica.co/opinion/editorial/el-viernes-13-del-marco-fiscal-de-mediano-plazo-4154951