Las decisiones del Emisor serán clave para definir los intereses que pagan los colombianos por sus créditos.
Mientras el país entra en la recta final de la discusión sobre el salario mínimo de 2026, la atención de los analistas se concentra en el Banco de la República y en el mensaje que enviará sobre el costo del dinero y el punto de referencia que marcará en los intereses que pagan los colombianos por los créditos y servicios bancarios.
Las encuestas más recientes de Fedesarrollo y ANIF coinciden en que la tasa de intervención se mantendrá en 9,25% en diciembre de 2025, una señal de cautela que, aunque no implica un ajuste inmediato, sí empieza a definir el panorama con el que arrancará el 2026 para empresas y hogares.
Cabe recordar que la decisión del Emisor se dará en un contexto en el que la inflación, aunque ha mostrado señales de moderación, sigue lejos del rango meta. En octubre se ubicó en 5,51%, por encima de lo esperado por el mercado, y para noviembre los analistas estiman que se mantendrá alrededor de 5,45%. Hacia el cierre de 2025, las proyecciones apuntan a una inflación cercana a 5,3% o 5,4%, confirmando así que las presiones de precios siguen presentes y limitan el margen de maniobra de la política monetaria.
Este escenario explica por qué el consenso es mantener la tasa sin cambios. Según ANIF, la inflación anual “se espera cierre en niveles iguales o superiores a los de 2024”, lo que hace prudente sostener una postura restrictiva. De hecho, la mayoría de los analistas considera acertada la decisión de no recortar tasas en diciembre, aunque algunos van más allá y recomiendan incluso un aumento de 25 puntos básicos, ante el riesgo de que las presiones inflacionarias se intensifiquen en los primeros meses de 2026.
En todo esto, el salario mínimo juega un papel clave en esta ecuación, ya que su ajuste no solo impacta el ingreso de millones de hogares, sino que también alimenta la indexación de precios y costos en la economía. En el análisis de ANIF se advierte que el repunte inflacionario de este año, junto con “las nuevas presiones al alza derivadas de la indexación del IPC y el ajuste del salario mínimo”, dificulta la convergencia de la inflación al rango meta y refuerza la cautela del Banco de la República.
Por otra parte, en términos de actividad económica, los datos recientes muestran una economía que ha ganado tracción, dado que el PIB creció 3,6% anual en el tercer trimestre de 2025, impulsado principalmente por la administración pública, el comercio, el transporte y el alojamiento. Así mismo, el crecimiento acumulado al tercer trimestre alcanza 2,8%, y la brecha del producto se ubica en -0,2 puntos porcentuales, lo que sugiere una ligera subutilización de la capacidad productiva, pero sin holguras amplias que permitan una política monetaria claramente expansiva.
Precisamente es este balance entre crecimiento e inflación el que se refleja en el comportamiento de las tasas de mercado y aunque las tasas comerciales han mostrado una caída importante desde marzo de 2023, cuando comenzó el ciclo de recortes, el espacio para nuevos descensos parece agotado.
Por ejemplo, entre marzo de 2023 y noviembre de 2025, las tasas de mercado bajaron 683 puntos básicos, más que los recortes acumulados de la tasa de política, demostrando con esto la competencia del sistema financiero, pero también el poco margen adicional para abaratar el crédito.
No obstante, el impacto de este entorno se siente de manera distinta en el mercado de crédito, donde los desembolsos mantienen un crecimiento a doble dígito, apoyados en la fortaleza del empleo, la recuperación de los ingresos de los hogares, la entrada de remesas y el buen momento de sectores como el café y el turismo.
Sin embargo, al descontar la inflación, el crédito de consumo y el de vivienda siguen rezagados frente a los niveles de 2019, lo que indica que el consumo se apoya más en gasto corriente que en endeudamiento.
En ese sentido, la discusión del salario mínimo y la política monetaria están más conectadas de lo que parece, puesto que un mayor ingreso nominal puede aliviar el bolsillo en el corto plazo, pero si viene acompañado de inflación persistente y crédito costoso, su efecto real se diluye. Así, más que anunciar movimientos inmediatos, el Banco de la República podría enviar una señal de rumbo en la que las decisiones que tome hoy serán determinantes para el costo del crédito y el poder adquisitivo de los colombianos en 2026.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/finanzas/en-medio-de-la-discusion-por-el-salario-minimo-el-banco-de-la-republica-marca-el-rumbo-de-las-tasas-de-interes-484849



