Al analizar los incentivos económicos necesarios para acelerar la descarbonización, Kristalina Georgieva dijo que es importante reducir y con el tiempo eliminar los subsidios perjudiciales.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, reconoció que desde la entidad están muy interesados en que se adopten los canjes de deuda por clima (debt swaps for climate), como los propuestos por los líderes de países como Brasil o Colombia para salvaguardar la selva Amazónica en Latinoamérica, pero señaló que todavía no han encontrado la fórmula de cómo hacerlo.
“También estamos muy interesados en canjes de deuda por clima. Todavía no hemos encontrado la fórmula de cómo hacerlo. Pero nuestro pensamiento es que el clima es un problema, la deuda otro problema; en los mismos países. ¿Cómo podemos conectarlos? Las historias de éxito hasta ahora han sido de proyectos específicos”, dijo en Dubái la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
Georgieva manifestó que se pretende “elaborar indicadores clave de rendimiento para que los países puedan, si lo desean, proyectar sus acciones climáticas hacia el futuro y obtener esa ayuda para financiarlas”.
“Permanezcan atentos. Aún no hemos llegado a ese punto, pero estamos pensando en ello”, apuntó la directora gerente del FMI en una conversación exclusiva con medios internacionales, en la que Bloomberg Línea ha estado presente, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28).
Reconocemos que las economías en desarrollo tienen que hacer más a nivel nacional para obtener financiación y también para profundizar en los mercados de capitales nacionales. Hemos identificado la movilización de recursos internos como un área en la que el Fondo puede hacer mucho.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI.
En este espacio, Georgieva se refirió al desafío que tienen los países con un alto nivel de deuda para gestionar recursos para avanzar hacia la descarbonización y cumplir con sus objetivos climáticos.
“Afortunadamente, el número de países que están en esa situación de estrés por deuda es relativamente pequeño”, señaló Georgieva.
No obstante, afirmó que la proporción de países que están cerca de afrontar estas presiones sí es significativa y advirtió que los niveles de deuda aumentarán en un 1% en promedio en los próximos años.
Expuso que esto se da en un contexto en el que el mundo ha pasado de un choque macroeconómico a otro con las consecuencias que esto tiene en el espacio fiscal de los países.
Señaló que en algunos mercados incluso este margen “se evaporó” en medio de la lucha contra la inflación”, lo que se combina con altas tasas de interés y presiones para los países con alto nivel de endeudamiento que consumen sus recursos.
Mientras que las economías avanzadas se mueven en otra dirección hacia la política industrial y los subsidios verdes para acelerar la descarbonización, con lo que se vuelven más atractivos para los inversores privados.
“Así que en ese entorno, es realmente difícil para los mercados emergentes y las economías en desarrollo invertir en la acción climática. Y, sin embargo, si no lo hacen, el mundo estará perdido, porque incluso si Estados Unidos, Europa, Japón y Australia reducen sus emisiones a cero, dos tercios del aumento de las emisiones proceden de los mercados emergentes de rápido crecimiento, de las economías en desarrollo”, advirtió.
Eliminar las barreras para la inversión en los países emergentes
En visión de la directora gerente del FMI, la tarea es “hacer que los países emergentes sean mucho más atractivos para el capital privado” y procurar eliminar los obstáculos a las inversiones, al referirse al hecho de que no existe una fórmula mágica.
“En otras palabras, prestar dinero en condiciones favorables para que los países puedan decir al sector privado que por favor venga, que se van a garantizar las condiciones, ya sean carreteras o estaciones de carga o lo que sea para que las inversiones privadas tengan lugar”, ahondó al referirse a los esfuerzos de descarbonización de los distintos mercados.
La visión del FMI es que los bancos multilaterales de desarrollo pueden contribuir para proporcionar ese espacio fiscal y con esto que el sector público pueda reducir el riesgo para incentivar las inversiones privadas en estos países.
Reducir y eliminar subsidios perjudiciales en favor de la lucha contra la crisis climática
Al analizar los incentivos económicos necesarios para acelerar la descarbonización globalmente, dijo que es importante reducir y con el tiempo eliminar los subsidios perjudiciales, entre ellos a los combustibles fósiles.
“Lo que hemos visto en los últimos dos años es en realidad un aumento de los subsidios. ¿Por qué? Debido a la crisis del coste de la vida y a que los gobiernos de todo el mundo, por razones comprensibles, están ayudando a la gente, pero al ayudar a la gente, están creando más subsidios que no están ayudando a nuestra lucha contra el cambio climático”, señaló.
Más concretamente, explicó que el monto de subsidios directos este último año asciende a US$1,3 billones globalmente. Y si se tienen en cuenta los subsidios indirectos, este monto sube a US$7,1 billones. “Pensemos en lo que podríamos hacer con US$7 billones si los empleáramos en la lucha contra el cambio climático”, dijo.
En opinión de la ejecutiva, el incentivo más importante para acelerar la descarbonización es el precio del carbono. Al respecto, consideró que hay buenas noticias, ya que hay unos 50 países y más de 20 jurisdicciones subnacionales, como California (en EE.UU.), que han tomado estas acciones.
“Así que tenemos trabajo que hacer y lo que proponemos desde el FMI es ir bastante en la dirección de los países más ricos, poniendo un precio creciente, como por ejemplo Suiza o Canadá (…) llamamos a este precio internacional del carbono a diferentes niveles”, apuntó.
La acción climática en la agenda del FMI
La ejecutiva también manifestó que “hubo un tiempo en que no muchos en el FMI” pensaban que el clima formaba parte del mandato de la entidad.
“Pero esta vez por una razón muy triste, debido a la importancia de los choques climáticos para la estabilidad macroeconómica y financiera, esto ha terminado. Ahora tenemos una estrategia climática aprobada por la junta que define el papel del FMI en ayudar a nuestros miembros a hacer frente a las consecuencias del cambio climático y transformar sus economías hacia un desarrollo bajo en carbono”, afirmó.
En este sentido, afirmó que “las crisis climáticas son ahora críticas para las instituciones financieras” y que en ese sentido es clave “aprovechar las oportunidades de la transición a la nueva economía climática”, por lo que se han incluido en sus evaluaciones del sector financiero “las consideraciones climáticas pertinentes” y pruebas de estrés “para detectar los riesgos para la estabilidad financiera relacionados con el clima”.
Asimismo, se han integrado los datos climáticos en la forma en que se describen los resultados económicos de los países.
Cambio climático: los esfuerzos deben acelerarse
Kristalina Georgieva lamentó que la evaluación sobre el grado de aplicación del Acuerdo de París “por desgracia” no es positivo y que no hay buenas noticias en ese aspecto de la cara a la COP28 en Dubái, en donde se ha aprobado crear un fondo de pérdidas y daños con foco en países más vulnerables ante la crisis climática.
Dicho fondo estará bajo la gestión del Banco Mundial (durante un período provisional de cuatro años) de acuerdo con las condiciones establecidas por los países en desarrollo, lo que podría facilitará el acceso ágil a los recursos para cada mercado sin excepciones.
El fondo comenzará con los aportes financieros de Emiratos Árabes Unidos (US$100 millones); Alemania (US$100 millones); Reino Unido (£40 millones) Estados Unidos (US$17,5 millones) y Japón (US$10 millones).
“Las reducciones de emisiones no están al nivel de lo necesario para que el mundo se mantenga en la senda de 1,5 °C en el aumento de las temperaturas. De hecho, nuestra investigación muestra que las contribuciones determinadas a nivel nacional, tomadas en su conjunto, probablemente solo conseguirán en esta década una reducción del 11% con respecto a 2019″, comentó Georgieva.
No obstante, recalcó que para mantenernos en la senda de 1,5 °C o, al menos, de 2 °C, se necesita una reducción de las emisiones de entre el 25% y el 50% en esta década.
“Así que nuestro primer mensaje para todos es que aumenten su ambición para esta década”, defendió Georgieva, al argumentar que se necesita “emprender más acciones, porque cuanto menos hagamos ahora, más caro y más arriesgado será”.
En este sentido, abogó por una mayor colaboración en la lucha contra el cambio climático, porque “el mundo está ahora más fragmentado”. “Y lo único que queremos decir a todo el mundo es que, por favor, asuman compromisos y luego los cumplan. Y tu único espacio frente a tus compromisos es hacer más, no menos”, recalcó.