¿Habrá plan en el 2025?

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Todavía es pertinente que el Gobierno Nacional despliegue una estrategia de reactivación y de seguridad para un crecimiento sostenible y más parejo.

El 2024 concluyó sin que el Gobierno Nacional presentara un plan integral para la reactivación de la economía. Más allá del ‘Pacto por el Crédito’ con los bancos y un trabajo con el sector vivienda con pocos frutos tangibles, la estrategia de recuperación económica, prometida en agosto pasado, no derivó en una hoja de ruta integral que combine los esfuerzos público-privados para impulsar el crecimiento.

De hecho, la Casa de Nariño, con su narrativa de “Colombia va bien”, se manifiesta abiertamente satisfecha con el ritmo y la magnitud de la reactivación: que podría registrar alrededor de 1,9% de aumento del PIB en 2024. El presidente de la República, Gustavo Petro, habla de una transformación del modelo económico por el desempeño del agro y las positivas cifras del turismo. En otras palabras, la administración Petro no luce preocupada por inyectar dinamismo a otros jalonadores de la economía.

No obstante, el 2025 arranca con alertas disparadas en torno a las industrias manufactureras -que cumplieron 24 meses consecutivos con tasas negativas en producción y ventas- el sector minero-energético y la construcción de vivienda popular. Y, como lo afirma el balance económico de la Andi, “la mayor preocupación desde la demanda está en la inversión productiva, la cual registró tasas negativas durante cinco trimestres consecutivos y solamente en los últimos meses empieza a revertirse”.

Durante el 2024 la economía experimentó una recuperación dispar, con unas sendas divergentes entre actividades como el agro, el entretenimiento y la administración pública, en un lado, y las industrias, la energía y la construcción, por el otro. A lo anterior hay que sumar los efectos negativos de la incertidumbre desatada por el paquete de reformas y de la zozobra regulatoria en sectores como la energía, los hidrocarburos y la salud.

No se puede seguir pretendiendo que un proyecto de reforma laboral, que hace su tránsito en el Congreso, que encarece los costos laborales, no ataca la informalidad ni crea puestos de trabajo, no generará efectos sobre el entorno de negocios en el país. En especial, para las medianas, pequeñas y microempresas, ya golpeadas por el desbordado aumento del salario mínimo para este año.

Otro tema preocupante que desafortunadamente elevará su presencia en la agenda empresarial para el 2025 es el de la seguridad. En entrevista con Portafolio, el entrante presidente del Consejo Gremial Nacional, Camilo Sánchez, enfatiza que “necesitamos tener seguridad en cada uno de los temas: seguridad eléctrica, hídrica, económica, económica… porque eso es lo que se está perdiendo”. En paralelo con cualquier iniciativa de reactivación de la economía, una estrategia de seguridad que retome el control en los territorios se hace necesaria y urgente.

Es inevitable que el Gobierno use las cifras positivas del 2024 para una narrativa económica optimista. Pero, más allá de la propaganda, es pertinente preguntarse si un tercer año de mandato, en la mitad de una crisis fiscal, soporta seguir empujando unas reformas creadoras de incertidumbre y una peligrosa retórica antiempresarial.

El año nuevo abre la ventana de oportunidad para que el Gobierno presente finalmente un plan coherente e integral de reactivación de la economía. La recuperación del 2024 es bienvenida por sus avances sectoriales, pero el 2025 requiere, junto al ajuste de las cuentas fiscales, una estrategia de reactivación y de seguridad para un crecimiento más sostenible, equilibrado y parejo.

FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER

Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/habra-plan-en-el-2025-editorial-621252

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