De acuerdo con analistas del mercado, este indicador se alejaría una vez más del rango meta para 2025.
Por ejemplo, desde Itaú Colombia proyectan una inflación mensual de 0,3%, frente al 0,20% observado en julio de 2024, y estima una variación anual de 4,93%. En su análisis, la entidad advierte que las contribuciones más fuertes vendrían de vivienda, servicios públicos y alimentos, con un impacto adicional, aunque más moderado, por parte del transporte, hoteles y restaurantes.
Por su parte, la Encuesta Mensual de Expectativas del Banco de la República revela que el mercado espera una inflación mensual promedio de 0,18%, aunque con una alta dispersión entre analistas (0,05% a 0,37%); mientras que Fedesarrollo, en su más reciente Encuesta de Opinión Financiera, también proyecta un dato anual de 4,8% para julio, levemente inferior al del mes anterior, pero aún distante de la convergencia al rango meta (2%-4%).
Señales anticipadas desde el IPP
A este panorama se suma un nuevo dato que alimenta las preocupaciones inflacionarias y es el Índice de Precios del Productor (IPP) que registró en julio una variación anual de 2,20%, consolidando un mes más consecutivo al alza y manteniendo al oro y al café como protagonistas en el grupo de los que más subieron.
Cabe aclarar que aunque este indicador no se traslada automáticamente al consumidor final, sí es considerado un termómetro adelantado del comportamiento futuro del IPC, especialmente cuando las presiones provienen de sectores como el agropecuario y la industria.
De acuerdo con el boletín técnico del Dane, la agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca mostraron una variación anual de 7,35%, muy por encima del promedio nacional, mientras que la industria manufacturera reportó un aumento de 3,57%. En contraste, el sector minero, que había actuado como freno inflacionario en meses anteriores, cayó 10,28%, lo cual moderó parcialmente el crecimiento total del IPP. No obstante, su efecto ya no es suficiente para contrarrestar la presión alcista de los otros dos sectores.
Este comportamiento refuerza las alertas sobre una posible transmisión de costos hacia el consumidor, en especial en bienes agroindustriales y manufacturados, que suelen tener un peso considerable en la canasta familiar.
Un contexto fiscal adverso
Las recientes minutas del Banco de la República, publicadas el 5 de agosto, revelan un creciente consenso en torno a que la inflación, aunque ha disminuido respecto al pico de 2022, no converge de forma sostenible hacia la meta, especialmente en un contexto de desequilibrios fiscales internos.
Entre mayo y junio, la inflación bajó de 5,1% a 4,8% anual, gracias principalmente a la moderación de los precios de alimentos y servicios públicos. Sin embargo, la inflación básica (sin alimentos ni regulados) se estabilizó en 4,8%, interrumpiendo su tendencia descendente. Es por esto que las expectativas para el cierre de 2025 siguen por encima de la meta, en 4,79%, según la mediana del mercado.
El equipo técnico del BanRep proyecta una inflación total de 4,7% para este año y 3,2% para 2026. Pero los codirectores que votaron por mantener la tasa de interés en 9,25% insisten en que los avances actuales son frágiles; ya que en su visión, el alza en las necesidades de financiación fiscal podría deteriorar la prima de riesgo país, afectar el tipo de cambio y generar nuevas presiones inflacionarias.
A esto se sumaría un posible incremento sustancial del salario mínimo para 2026, que, de replicar el patrón de años recientes, dificultaría aún más la convergencia a la meta.
Tasa real históricamente alta
Por otra parte, quienes defienden una reducción de tasas argumentan que Colombia mantiene una de las posturas monetarias más contractivas de la región, con una tasa real ex-post cercana al 4,4%, frente a un nivel neutral estimado en 2,6%. Según el grupo minoritario dentro de la Junta Directiva del Emisor, mantener esta rigidez en la política monetaria afecta la recuperación de la inversión, el microcrédito y la economía popular.
Además, recalcan que el comportamiento de la inflación ha sido descendente y estable, y que las expectativas para 2026 y 2027 ya se ubican dentro del rango meta del Banco de la República de 3,79% para julio de 2026 y 3,49% para julio de 2027, según la encuesta del BanRep. Esto, en su criterio, deja espacio para continuar con la senda de recortes graduales en las tasas de interés.
No obstante, el grupo mayoritario se muestra más conservador y considera que la caída de junio fue de origen puntual, que las expectativas siguen desancladas para 2025 y que la inflación subyacente no está bajando al ritmo esperado. Además, insisten en que los riesgos fiscales y externos siguen latentes y que el buen desempeño de la economía, crecimiento del 2,7% en el segundo trimestre y mejora en el empleo, les da margen para priorizar el anclaje de la inflación sin grandes sacrificios en la actividad económica.
Es así que, a pocas horas de conocerse el dato oficial del IPC de julio, el mensaje del mercado es claro frente a que la inflación no está controlada del todo y su comportamiento sigue marcado por factores estructurales y de riesgo, como la situación fiscal, los precios regulados y la incertidumbre en la política monetaria.
Aunque el país ha dejado atrás las tasas de dos dígitos que marcaron el 2022 y parte del 2023, el objetivo de regresar a una inflación del 3% aún luce lejano, ya que a desaceleración de la desinflación, combinada con el repunte del IPP, sugiere que las presiones inflacionarias podrían reactivarse si no se toman decisiones oportunas y coherentes en el frente macroeconómico.
El próximo dato, además de mover las expectativas, marcará el pulso del próximo debate en la Junta del Banco de la República y servirá como insumo clave para definir el rumbo de la política monetaria, en un entorno donde cada punto decimal importa.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/inflacion-en-colombia-subiria-en-julio-y-se-aleja-del-rango-meta-advierten-analistas-637076



