La economía que vota

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Portafolio abrirá un diálogo con los precandidatos presidenciales sobre la economía real, que exige estabilidad, confianza y visión de largo plazo.

En las próximas semanas, Portafolio invitará a los precandidatos presidenciales, gremios y distintos sectores del país a exponer sus ideas y planteamientos sobre los grandes retos y oportunidades fiscales, empresariales y de desarrollo sostenible que enfrenta Colombia.

Queremos saber cómo planean generar riqueza inclusiva y sostenible, qué proponen para impulsar la productividad y cómo piensan recuperar la confianza de los inversionistas, de los trabajadores y de los emprendedores.

Antes de escucharlos, vale sentar unas bases. La coherencia económica no es una opción, es una condición. La teoría, la experiencia empresarial y las recomendaciones de expertos locales e internacionales coinciden: el crecimiento solo se sostiene en entornos de institucionalidad, estabilidad y confianza. Y hoy, más que nunca, Colombia necesita recuperar estas tres columnas vertebrales.

El país llega a esta contienda con una economía debilitada: bajo crecimiento, inversión en retroceso y un déficit fiscal creciente que limita el margen de maniobra que tiene el Estado. Se trata de una crisis que está diagnosticada; lo que falta es liderazgo.

Los candidatos deben hablar con la verdad: el próximo gobierno enfrentará estrechez fiscal, y buena parte de la reactivación dependerá del dinamismo que imprima el sector privado.

Durante los últimos años, la inversión nacional y extranjera se redujo y buena parte del capital productivo se replegó. Pero no fue por falta de capacidad, sino por exceso de incertidumbre. En Colombia, la carga tributaria efectiva sobre las utilidades empresariales alcanza el 71,2 %, mientras el promedio de América Latina es del 47%, según el Banco Mundial (Doing Business 2020). Esa diferencia no es técnica: es un desincentivo. Con semejante peso, producir, contratar o invertir se vuelve un acto de fe por el país.

Por eso, el empresariado espera del próximo presidente de la República algo más que un plan de emergencia: que tenga una verdadera visión de Estado.

Un líder capaz de mirar más allá del déficit y de usar las palancas de política pública para detonar riqueza productiva: reglas claras, disciplina fiscal, incentivos a la productividad, alianzas público-privadas y apertura a la inversión sostenible.

Y no es para menos, porque cada punto adicional del PIB puede generar más de 200.000 nuevos empleos formales, pero para alcanzarlo se requiere confianza y Estado de derecho. Hoy, nueve de 10 delitos en Colombia no son condenados, y esa impunidad tiene un costo altísimo.

Como recordamos en nuestro editorial “El impuesto más caro”, con base en estimaciones de Fedesarrollo, el BID y la Cámara de Comercio de Bogotá, el crimen y la inseguridad le cuestan al país hasta 68 billones de pesos anuales, cerca del 3 % del PIB. No hay inversión posible donde la justicia no funcione.

El llamado, entonces, es a un debate económico serio y responsable con el país y con sus ciudadanos. Portafolio abrirá este diálogo con rigor, pluralidad y realismo, porque el país necesita candidatos que entiendan que el crecimiento no se decreta, se construye. Colombia puede volver a soñar, pero ese sueño comienza con instituciones fuertes, empresas productivas y un liderazgo que piense en la generación que viene, no solo en la próxima elección.

JAIME PUMAREJO HEINS

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