La necesaria discusión del salario mínimo

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La discusión del salario mínimo es un ejercicio de econometría -que impacta a todos los colombianos- no una promesa de política pública en tiempos de elecciones presidenciales

El problema del alza del salario mínimo en Colombia puede abordarse de distintas maneras. De momento, partamos de que hay 23 millones de trabajadores, de una población de 52 millones.

El Ministerio de Trabajo, con base en datos del Dane, cuenta con que hay más de 22,8 millones de personas ocupadas formalmente. De esa cifra, unos 10 millones (43,86%) ganan menos de un salario mínimo y otras 3,3 millones (14,76%) solo ganan un salario mínimo decretado por años. También hay 5,3 millones de personas (23,42%) que ganan más de un salario mínimo y solo poco más de 929.000 devengan más de cuatro salarios mínimos.

Dicho lo anterior, todo ellos, e incluso quienes no trabajan, son impactados por la decisión del ajuste del salario mínimo cada año. En esta última discusión de la administración Petro, hay más pugnacidad que nunca porque al Ministro del Interior le dio por anunciar que el incremento debería ser 11%, que valiera $1.800.000, cifra sacada del sombrero sin tener en cuenta a quienes hacen número para saber cuál es la cifra más adecuada con base en el costo de vida, la dinámica económica y la gestión de sus negocios grandes, medianos o pequeños.

Olvidó el Ministro que las multas, sanciones y casi todos los ajustes de bienes y servicios se arrastran con esa cifra, y que dictan los economistas que el circulante es uno de los factores que más eleva el costo de vida, de allí que siempre se toma de partida para el incremento, la inflación causada hasta noviembre, más la productividad, es decir, casi 7%, pues la inflación está en 5,5% y la productividad basada en el repunte del PIB en el tercer trimestre del año puede ascender a 2%; el año pasado fue de 1,7%.

Las cifras de productividad presentadas por el Dane en 2024 para la negociación de 2025 fueron, productividad total de los factores: 1,73%, productividad laboral por horas 3,43% y productividad laboral por persona 1,76%. Así las cosas, el salario mínimo en 2024 fue de $1.300.000 establecido en el Decreto 2292 de 2023, para el salario de 2025, que se fijó en $1.423.500 más auxilio de transporte y se basó en cifras de productividad de 2024.

Ahora todo está servido para no atender que el salario mínimo ha crecido consistentemente por encima de la inflación y la productividad, influenciado por factores políticos, más allá de lo técnico.

A los ojos del Anif, “en 2023, 54,7% de los trabajadores percibió ingresos de hasta un salario mínimo, superior a lo observado en años anteriores, lo que evidencia una creciente concentración en niveles salariales bajos. Los incrementos del mínimo afectan desproporcionadamente a empresas pequeñas, que soportan una mayor carga de costos laborales en comparación con empresas grandes. En 2024, 56% de los ocupados se encuentran en la informalidad, quedando excluidos de los beneficios de las negociaciones del salario mínimo”.

La discusión en forma comienza la próxima semana, pero todo parece indicar que nuevamente será más ligada a lo político que a lo técnico y que todos los colombianos que generan algún tipo de empleo se van a ver afectados, pues las condiciones económicas no están para hacer incrementos por encima de la inflación, más una productividad sobre la cual hay dudas al no considerar las regiones o los sectores económicos.

El Banco de la República debería ser más protagonista en la propuesta del incremento al ser el baluarte del poder adquisitivo del peso.

Información extraída de: https://www.larepublica.co/opinion/editorial/la-necesaria-discusion-del-salario-minimo-4274162

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