Esta es la primera vez que este indicador quedó en rojo desde 1999.
Uno de los temas que más ruido ha generado en el mundo económico tiene que ver con el reciente dato de Producto Interno Bruto presentado por el Dane para el tercer trimestre de este año, el cual quedó en -0,3%, tocando el terreno negativo y quedando en su punto más bajo de este siglo.
Cabe resaltar que si se compara este resultado con el de hace un año, el retroceso en este indicador es de más de 7 puntos porcentuales, teniendo en cuenta que para septiembre del 2023 estaba en 7,4%. Quitando lo sucedido durante la pandemia, ni siquiera durante la crisis generada por la quiebra de Lehman Brothers, en 2008, se vieron cifras tan bajas.
Es más, esta es la primera vez que este indicador quedó en rojo desde 1999.
Dentro de los sectores más golpeados en el período julio-septiembre, según el reporte, quedaron Industrias manufactureras con una contracción del -6,2% y una contribución de -0,8 puntos porcentuales al PIB, seguida por Construcción, que cayó un -8,0% y tuvo un aporte de -0,4 puntos porcentuales y en tercer lugar, la caída más fuerte fue para el comercio, que retrocedió -3,5% y tuvo un aporte de -0,7 puntos.
Ahora bien, Portafolio consultó a Néstor Preciado, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de San Buenaventura, para entender un poco mejor las razones que llevaron al país a este escenario y las consecuencias que podría acarrear de cara al futuro.
Este académico arrancó diciendo que lo más importante es ver todo en contexto, es decir, no solo enfocándose en la caída del PIB, sino en el ritmo que ya empieza a tomar la economía y las medidas que se deben tomar para que esto no se revierta y el país termine cediendo ante la desaceleración.
“Para entender esto, hay que ver la economía como un ciclo. Si el PIB se contrae, es lógico entender que las empresas producen menos, esto ocasionado especialmente por la baja en las compras de las familias y por la pérdida adquisitiva de los hogares tras los efectos macroeconómicos como el comportamiento de la inflación, afectando los ingresos de las compañías y generando con ello una contracción de la economía”, señaló Preciado.
El decano de economía de la San Buenaventura explicó que, para el colombiano de a pie, esto se traducirá en el consumo, puesto que hay menor producción, menor oferta y una reducción del poder adquisitivo en el corto y mediano plazo.
“Sin embargo, las contracciones más marcadas como consecuencia de la caída del PIB se perciben en los niveles de inversión del Gobierno, especialmente en temas de defensa y administración, aunque también se siente con fuerza en el estancamiento de sectores como el agropecuario, la construcción y el comercio que juntos empiezan a sumar puntos negativos”, agregó.
Por último, respecto a la propuesta de cambiar la regla fiscal para hacer frente a la desaceleración, Néstor Preciado sostiene que “no se puede desconocer la situación actual de la inflación, el desempleo y los precios de los combustibles, pues en una economía como la colombiana las inversiones públicas y privadas son importantes y las dos reflejan un panorama muy incierto para la producción nacional”.