Para el Emisor, la realidad del país, enmarcada en déficit, riesgos y capacidades limitadas, lo exige.
El Banco de la República presentó al Congreso en los últimos días, su informe de Junta Directiva, en el que trazó un diagnóstico en el que las cuentas fiscales y las decisiones de política monetaria se cruzan en un punto común por cuenta de la necesidad de actuar con cautela para hacer frente a los desafíos fiscales.
La caída de ingresos fue la pieza clave de este deterioro; comenzando por los 2,2 puntos porcentuales menos del PIB que se observaron debido al menor recaudo en impuesto de renta, IVA externo, aranceles y una drástica reducción de los ingresos petroleros ante la baja de dividendos de Ecopetrol.
“El gasto, por su parte, creció 0,3 puntos del PIB, con aumentos significativos en transferencias del Sistema General de Participaciones (SGP), intereses y seguridad social. Una mejora parcial vino del lado del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), cuyo déficit se redujo por los ajustes en el precio de la gasolina iniciados a finales de 2022, aunque el subsidio al ACPM sigue representando una presión relevante”, dice el reporte.
El 2025: más déficit y más deuda
El Banco de la República agregó que las proyecciones del Marco Fiscal de este año no dan tregua, dado que el déficit total llegaría al 7,1% del PIB, con un balance primario estable en 2,4%. El aumento de 0,4 puntos porcentuales frente a 2024 se explica casi por completo por el crecimiento del gasto en rubros inflexibles como el servicio de la deuda, que subirá 0,4 puntos del PIB, y mayores asignaciones a SGP, pensiones y gastos de personal.
“Aunque se espera un repunte de ingresos de 0,5 puntos del PIB; principalmente por el mayor recaudo de renta impulsado por el Decreto 572 de 2025, este incremento será insuficiente para compensar el alza del gasto. El déficit estimado es 2 puntos del PIB más alto que el proyectado a comienzos de año en el Plan Financiero, debido a una corrección a la baja en las expectativas de ingresos tributarios y una mayor estimación de gasto”, acotaron.
Así las cosas, insistieron en que el panorama para el Gobierno General también se deteriora, por lo que el déficit alcanzaría el 6,5% del PIB en 2025, frente al 5,8% de 2024, con un Gobierno más deficitario y un retroceso en el balance de las entidades territoriales.
Por otra parte, mirando hacia adelante, para 2026, el Gobierno proyecta una reducción del déficit a 6,2% del PIB, apoyada en una reforma tributaria que entraría en vigor ese año y que aportaría un punto del PIB en ingresos adicionales (unos $19,6 billones). El incremento esperado en los ingresos totales sería de 1,2 puntos del PIB, mientras que el gasto crecería 0,2 puntos, con aumentos ligados a componentes inerciales del gasto primario.
Aun con estas medidas, la deuda neta del Gobierno Nacional seguiría aumentando, pasando del 59,3% del PIB en 2024 a un máximo histórico de 63% en 2026, por los persistentes déficits primarios, el alto costo del financiamiento y el efecto de la tasa de cambio en la deuda externa.
Grietas fiscales que persisten
En otro apartado, el Banco de la República recordó que el Confis aprobó activar la cláusula de escape de la regla fiscal entre 2025 y 2027, permitiendo un desvío temporal de las metas fiscales y que el Comité Autónomo de la Regla Fiscal emitió concepto desfavorable, al considerar que esta herramienta está diseñada para eventos extraordinarios y no para cubrir desequilibrios estructurales como el actual.
Ante esto subrayan que las decisiones fiscales impactan de forma directa la efectividad de la política monetaria, dado que déficits elevados y persistentes incrementan la demanda de recursos en los mercados financieros, elevan las tasas de interés y reducen el margen para que las decisiones del Emisor se transmitan a la economía.
“Un mayor riesgo fiscal podría elevar la prima de riesgo país, afectando el acceso al crédito y presionando al alza las tasas de interés requeridas por los inversionistas. Si bien la tasa de interés neutral está determinada por factores estructurales, un entorno fiscal más sólido tiende a moderar estas presiones, facilitando una postura monetaria más alineada con el objetivo de estabilidad de precios que propenda por un crecimiento sostenible”, agregó.
Dicho esto, agregaron que en Colombia, este vínculo es especialmente sensible por la alta dependencia de los flujos de capital y las condiciones financieras internacionales; si se tiene en cuenta que la prima de riesgo se mantiene por encima de la observada en economías con fundamentos comparables, lo que refuerza la necesidad de preservar la sostenibilidad fiscal.
Cautela en tiempos inciertos
En este escenario, el Emisor sostiene que la política monetaria debe seguir siendo cautelosa, ya que la inflación está en proceso de converger al 3%, pero sigue por encima de la meta, y los riesgos que pueden retrasar su convergencia no son menores; comenzando por el comportamiento adverso de la tasa de cambio en medio de la incertidumbre global y fiscal.
También los incrementos no anticipados de precios regulados y los efectos de indexación en 2026 por una inflación que, hacia finales de 2025, sería más alta de lo proyectado anteriormente. Así mismo, recuerdan que, aunque la postura actual sigue siendo restrictiva, ha permitido la recuperación de la actividad económica y un nivel históricamente bajo de desempleo.
La magnitud y la velocidad de cualquier reducción futura de tasas dependerán de la información económica que se recoja en los próximos meses y de la evaluación de los riesgos; mientras que para el Banco de la República, mantener la cautela es la carta más segura en un contexto en el que las cuentas fiscales están bajo presión, los ingresos adicionales dependen de reformas aún por aprobar y el gasto sigue atado a compromisos ineludibles.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/finanzas/banco-de-la-republica-mantendra-cautela-monetaria-ante-deficit-fiscal-record-y-alta-deuda-637493



