Palo en la rueda

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La reforma laboral comienza a evidenciar las trabas para operar de las empresas, lejos de convertirse en un catalizador de la recuperación.

Tras dos meses de vigencia de la reforma laboral, los primeros efectos ya se sienten con fuerza en el tejido empresarial que, previo al debate y trámite del proyecto de ley, advirtió que la nueva ley sólo favorecía a quienes hoy tienen un contrato formal y marginaba a millones de colombianos que siguen en la informalidad.

La semana pasada, la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) reveló una preocupante encuesta de un sector que hoy ya se está ajustando a la defensiva: 24% ha ajustado sus horarios, 19% ha reducido turnos nocturnos y 18% ha congelado o disminuido su planta de personal. Otro 14% decidió invertir en automatización tecnológica, lo que puede mejorar la eficiencia, pero podría acelerar la sustitución de empleos. La reforma, entonces, está incentivando cambios estructurales que podrían tener efectos duraderos en la configuración del mercado laboral nacional.

En el sondeo, 77% de los afiliados confirmó que la reforma desincentiva la generación de empleo, mientras que 75% advierte un crecimiento de la informalidad laboral en sus sectores. Estos hechos y datos reconfirman el deterioro en las condiciones de este sector para operar formalmente.

Así, la reforma, lejos de ser un catalizador de recuperación, amenaza con profundizar la fragilidad del empleo en el comercio, que en junio y julio pudo volver a terreno positivo luego de 17 meses de contracciones, según el Dane.

Uno de los puntos más críticos es el impacto del incremento gradual del recargo por trabajar los domingos y festivos, que afecta especialmente a los negocios que operan en esos días. El 46% de los encuestados anticipa un impacto financiero grave, y otro 23% lo considera manejable.

Esta medida, y la obligación de priorizar contratos a término indefinido, unidas a la transformación del contrato de aprendizaje en una relación laboral plena, se traduce en mayor percepción de pérdida de flexibilidad operativa.

Al final, todos los consumidores y la economía comienzan a sentir las limitantes de esta reacción empresarial a las nuevas cargas laborales. El 24% ha ajustado sus horarios, 19% ha reducido turnos nocturnos y 18% ha congelado o disminuido su planta de personal. Además, 14% ha optado por invertir en automatización tecnológica, lo que, si bien puede mejorar la eficiencia, podría acelerar la sustitución de empleos.

Es claro: la cacareada reforma laboral del gobierno Petro ya está incentivando cambios estructurales que podrían tener efectos duraderos en la configuración del mercado laboral. Y esto se suma a la preocupación por la intención del Ejecutivo de hacer un “reajuste generoso” del salario mínimo para 2026, factor que, unido a la reforma, comprometería la sostenibilidad de las empresas -lo afirmó 59% de los consultados-.

Las preocupaciones de los empresarios del comercio no se pueden minimizar. Muestran una pérdida grave de competitividad frente al mercado informal, reducción de operaciones nocturnas para contener costos, y una oferta limitada de servicios formales, que terminará por golpear duro la dinámica económica en sectores clave.

En últimas, la reforma laboral no puede convertirse en un palo en la rueda de la recuperación económica ni en un acelerador de la informalidad. El reto del Gobierno es entender que proteger al trabajador pasa por garantizar la sostenibilidad de las empresas que los emplean. Sin un ajuste concertado y realista, lo que se promete como avance social terminará siendo un retroceso colectivo: menos empleo, más precariedad y una economía cada vez más frágil.

JAIME PUMAREJO HEINS

Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/palo-en-la-rueda-editorial-portafolio-641019

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