En los mercados emergentes, el recorte de medio punto porcentual de la Fed ofrece espacio para recalibrar sus propios ajustes de tasas.
El audaz comienzo de la Reserva Federal en la reducción de las tasas de interés y su determinación de no quedarse atrás en la flexibilización ha reconfigurado el horizonte político de sus homólogos en todo el mundo.
En Europa y en la mayoría de las demás naciones desarrolladas -donde los funcionarios tienden a insistir en que las decisiones de Washington no afectan a su propia trayectoria política- puede servir de consuelo la declaración del miércoles del presidente de la Fed, Jerome Powell, de que la economía estadounidense sigue en buena forma.
En los mercados emergentes, el recorte de medio punto porcentual de la Fed ofrece una menor presión sobre unos tipos de cambio que han sentido el impacto de los mayores costos de endeudamiento de EE.UU. en décadas. Eso ofrece espacio para recalibrar sus propios ajustes de tasas, como hizo Indonesia en un recorte sorpresa justo antes de la Fed.
Powell y sus colegas se enfrentaban al riesgo de asustar al público y hacerle percibir que los riesgos de recesión estaban aumentando al recortar más de lo que la mayoría de los economistas preveían. En su lugar, ofreció tranquilidad, diciendo que la paciencia de la Fed al no moverse hasta ahora había pagado “dividendos” al impulsar la confianza en que la inflación -que se había disparado a su nivel más alto desde la década de 1980- había sido controlada.
El movimiento del miércoles fue “una señal de nuestro compromiso de no quedarnos atrás” en la curva, dijo. Los inversores reaccionaron inicialmente con confianza, aunque las bolsas estadounidenses cerraron con modestos descensos.
“El recorte de medio punto de la Fed repercutirá en las decisiones sobre las tasas de interés de otros bancos centrales y llevará a los participantes en el mercado a la conclusión de que la economía estadounidense se está ralentizando, lo que quizá provoque una desaceleración mundial”, afirmó Stefan Gerlach, economista jefe del EFG Bank de Zúrich y exvicegobernador del banco central de Irlanda.
Podría tentar al Banco Central Europeo a plantearse una nueva bajada de tasas el mes que viene, por tercera vez desde junio, una opción “contra la que ha tratado firmemente de oponerse”, añadió Gerlach. Probablemente también pondrá al Banco Nacional Suizo en una posición “sumamente incómoda”, dado que los responsables políticos de ese país ya están preocupados por la fortaleza del franco.
Los responsables políticos, encabezados por la presidenta Christine Lagarde, se esfuerzan por subrayar que deciden la política de forma independiente. En los prolegómenos de la primera bajada de tasas del BCE en junio -cuando la economía estadounidense seguía al alza- Lagarde insistió en que la medida se inspiraría en los datos, no en la Fed.
Pero también han reconocido que la política monetaria estadounidense tiene repercusiones significativas para el bloque de 20 naciones. No han descartado bajar los costos de endeudamiento en octubre, aunque tal medida sea improbable, dijeron la semana pasada personas familiarizadas con el asunto.
Actuar ese mes y de nuevo en diciembre pondría al BCE y a la Fed frente a frente en cuanto al tamaño global de los recortes de tasas este año. Los funcionarios estadounidenses esperan que los costos de endeudamiento sean 100 puntos básicos más bajos a finales de año de lo que eran antes del movimiento de medio punto del miércoles.
Un estudio reciente del Instituto de Finanzas Internacionales mostró que los cambios de tasas en EE.UU. han sido el motor más importante de las decisiones en Europa desde 2021.
“Aunque el BCE tome decisiones independientemente de la Fed, los diferenciales de tasas de interés con respecto a la Fed pueden tener efectos económicos reales en la zona euro y, por tanto, deben tenerse en cuenta”, dijo Marcello Estevao, economista jefe del IIF. De lo contrario, se arriesgarían a una apreciación del euro, un descenso de las exportaciones, una economía más débil y un choque desinflacionista.
Reacción mundial
Los bancos centrales de los mercados emergentes de los países del Golfo Pérsico que vinculan sus monedas al dólar siguieron su ejemplo y también bajaron las tasas medio punto. La Autoridad Monetaria de Hong Kong también recortó su tasa básico en línea con la medida de la Fed.
Este jueves, el Banco de Inglaterra mantuvo su política sin cambios, mientras que se espera que el Banco de la Reserva de Sudáfrica baje su tasa un cuarto de punto.
La reacción probable en los mercados emergentes con divisas de libre flotación no es tan obvia. Aunque también ellos han seguido a menudo a la Fed en el pasado, el banco central estadounidense ha demostrado ser menos un ancla en el ciclo actual, según Bloomberg Economics.
“La desconexión respalda nuestra previsión de que las economías emergentes, en términos netos, flexibilizarán menos que la Fed en el próximo año”, escribieron en una nota Adriana Dupita y Alex Isakov, de Bloomberg Economics.
Los funcionarios de Yakarta se adelantaron con un recorte de un cuarto de punto el miércoles, y unos tasas más bajas en EE.UU. liberan espacio para que los responsables de la fijación de tasas desde Seúl a Bombay se muevan también, aunque otras consideraciones como la estabilidad financiera están en juego.
En Japón, donde los banqueros centrales apenas están empezando con la política de endurecimiento, el movimiento de la Fed puede tener implicaciones sobre lo que está por venir.
Se espera que el Banco de Japón mantenga las tasas de interés sin cambios este viernes. La actualización de las previsiones en octubre puede hacer brillar la luz sobre unas tendencias salariales y de precios más alcistas y tentarles a subir un cuarto de punto, afirma Taro Kimura, economista senior de BE en Japón.
Eso a menos que la decisión de la Fed se tome como un disparo de advertencia de que se avecinan problemas más graves para la economía mundial.
Información extraída de: https://www.larepublica.co/globoeconomia/precio-del-oro-el-20-de-septiembre-de-2024-3957515