La economía seguirá creciendo, inflación y tasas bajarán, pero los nubarrones fiscales y energéticos y la incertidumbre de Trump 2.0 persistirán.
Termina este 2024 con unos mejores resultados en varios frentes de lo inicialmente esperado en materia económica. Una de las más positivas tendencias -por su alivio en los hogares y las empresas- fue la reducción de la inflación. La variación anual del Índice de Precios al Consumidor arrancó el año con 9,28% y podría cerrarlo en torno al 5,1%
Con respecto al crecimiento, el PIB en este 2024 crecerá con respecto al reportado el año pasado- 0,6%. Analistas y centros de estudios proyectan un dato entre el 1,8% y 2%, que marca sin duda recuperación, pero más bajo que el potencial. También cabe destacar las dinámicas de las actividades agropecuarias y de entretenimiento -motores económicos en 2024- en medio de la ausencia del plan de reactivación de la economía, anunciado por la Casa de Nariño, pero que nunca llegó.
El lunar más negativo del año económico es el frente fiscal. El Gobierno Nacional fue incapaz de enviar las señales adecuadas para estabilizar el desbarajuste de las finanzas públicas. De hecho, en vez de ‘apretarse’ el cinturón y ajustar los gastos a las realidades económicas del país, la administración Petro le apostó a repetir esos errores del año pasado en la discusión del Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2025.
El resultado fue la doble negativa del Congreso a los proyectos tanto del PGN como de la segunda reforma tributaria. El escenario fiscal está deteriorado y la administración Petro luce más interesada en señalar culpables y estigmatizar a la prensa, técnicos, congresistas y empresarios de su fantasma del “golpe blando” económico, que en dibujar una senda para superar la crisis fiscal.
Son precisamente éstas y otras tendencias del 2024 las que marcarán las proyecciones del desempeño económico del país en 2025. Colombia continuará creciendo -las estimaciones del aumento en el PIB están entre 2,5% y 2,9%- mientras que la inflación y las tasas seguirán su tendencia descendente. Esto redundará en el consumo y contribuirá a un mejor ambiente para las actividades productivas y los hogares.
No obstante, este crecimiento sería el producto de una reactivación acéfala, sin el debido liderazgo del Gobierno, bajo la batuta de una estrategia de recuperación económica. Motores tradicionales de la economía como las industrias manufactureras, la construcción de vivienda social y las actividades comerciales requieren, además del dinamismo que resulte de ese entorno más positivo, de medidas y señales orientadas a su mejora sectorial y a la urgencia de atraer mucha más inversión. Aún hay tiempo para que el equipo económico gubernamental corrija esta situación.
Al igual que en 2024, el frente fiscal es motivo de preocupación para el año entrante. Más aún, una de las tareas prioritarias para el 2025 está en la estabilización de las cuentas fiscales, por vía de sincerarlas, desplegar un ambicioso plan de austeridad en el gasto y de ejecución eficiente e inteligente de la inversión pública. El año pre-electoral y sus afugias, así como la salida populista del presidente Petro de usar el espejo retrovisor para culpar al gobierno anterior de la crisis fiscal, dificultan que el nuevo ministro de Hacienda, Diego Guevara, lleve a cabo esta primordial misión.
Por último, el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca despierta incertidumbre en materia de entorno económico global, aranceles, migración, nearshoring y la intención equivocada del gobierno Petro de reabrir los TLC. En conclusión, un panorama de optimismo moderado, con atención a nubarrones serios en el horizonte.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/que-viene-para-el-2025-ante-un-panorama-de-inflacion-a-la-baja-al-igual-que-las-tasas-de-interes-619780