El débil crecimiento de la economía en 2024 ratifica la persistente necesidad de un plan de reactivación que integre industrias, comercio y vivienda.
Ayer el Dane publicó los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) de la economía nacional durante el 2024. Colombia creció el año pasado un 1,7%, un poco menos de las expectativas de los analistas. Si bien este dato es superior al registrado en 2023- 0,7%- es insuficiente para jalonar una recuperación robusta y sostenible de las actividades productivas del país.
El crecimiento de la economía colombiana en 2024 estuvo impulsado por las actividades de agricultura- que subió 8,1% y contribuyó con 0,8 puntos porcentuales en la variación anual- y por la administración pública, 4,2% de aumento y 0,7 puntos de contribución. Cierra la tríada de ‘motores’ del año pasado las actividades artísticas y entretenimiento que crece 8,1% y aporta 0,3 puntos porcentuales.
Esta dinámica contrasta con un comportamiento lánguido en comercio, actividades inmobiliarias, suministro de electricidad, y estancado en ramas como las actividades financieras y las profesionales. Tres sectores se contrajeron en 2024: información y comunicaciones (- 0,8%), industrias manufactureras (- 2,1%) y explotación de minas y canteras (- 5,2%).
También se destaca el mejoramiento de la formación bruta de capital, que crece un 7,6%, que lamentablemente no compensa el desplome experimentado en 2023. El gasto de los hogares aumenta un 1,6%, que sigue siendo bajo para una economía como la colombiana que requiere de ese dinamismo, mientras que el gasto del gobierno general cayó un 0,5%.
En resumen, la economía colombiana experimentó en 2024 un proceso de recuperación, con unos sectores de nuevo empuje como agro y entretenimiento y con un jalón de gasto público que se viene debilitando. No obstante, estas dinámicas positivas se muestran insuficientes ante las actuales necesidades fiscales y económicas del país y su divergencia sectorial merece mayor atención. Dicho de otra manera, esta es una recuperación ‘coja’, a la que le hace falta la integración con otros sectores de probada potencia para jalonar empleos y actividad productiva.
Es inevitable que el Gobierno Nacional ‘cobre’ políticamente este dato de crecimiento positivo del PIB; pero, no se puede cantar victoria con un aumento del 1,7%, que esconde preocupantes desempeños en muchas ramas de la producción y los servicios. La senda de recuperación que hoy transita la economía colombiana no puede continuar inercialmente y aún requiere de medidas específicas para sectores jalonadores y en rojo, así como el despliegue de un liderazgo de la Casa de Nariño, que ha brillado por su ausencia.
En otras palabras, el positivo pero débil crecimiento del 2024 ratifica la necesidad y la urgencia para este 2025 de un plan de reactivación económica que integre acciones de estímulo a industrias manufactureras, comercios y construcción de vivienda. La caída de los sectores industriales no puede pasar desapercibido y merece atención prioritaria. Mención aparte amerita el desplome de la explotación de minas y canteras que ineludiblemente se debe conectar con las políticas de marchitamiento de estas actividades de la administración Petro.
La economía en este año no arrancó el primer mes con la dinámica esperada y el entorno político está generando una mayor incertidumbre. El Gobierno Nacional aún está a tiempo de diseñar una estrategia de reactivación que mueva los sectores hoy rezagados y aproveche los encadenamientos que los caracterizan. La senda no solo debe ser positiva, sino robusta y sostenible.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/recuperacion-coja-editorial-624063