Para que Colombia consolide una senda de recuperación de su economía se requiere una estrategia de reactivación concertada, integral e inmediata.
Ayer el Dane publicó los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia correspondiente al segundo trimestre del año. La economía creció entre abril y junio un 2,1%, jalonada por el dinamismo de las actividades de agricultura y ganadería, y del peso del sector público. Durante el primer semestre del año el PIB aumentó un 1,5%, reflejando un positivo y leve repunte.
Como era de esperarse el Gobierno Nacional salió a celebrar las estadísticas en las que la economía se aleja del fantasma de la recesión. El presidente de la República, Gustavo Petro, calificó en un trino como “excepcional” el desempeño de las actividades agrícolas y las conecta, “para consumo de nuestra farándula de extrema de derecha”, con las inversiones forzosas, únicas en ese sector.
Es decir, este nivel de crecimiento de 2,1% trimestral implica, para el primer mandatario, que “el cambio del modelo económico saliendo de la extracción fósil hacia la producción en agricultura e industria más turismo ya es evidente”. Es normal que, ante una economía que viene experimentando una fuerte desaceleración, el Gobierno destaque unos resultados sectoriales positivos; no obstante, la dinámica que refleja todo el semestre económico todavía no es suficiente para encender los motores de la producción.
Sin desconocer los buenos índices de crecimiento de las actividades agrícolas, de la administración pública y del entretenimiento, otros sectores como el comercio y las industrias manufactureras en específico registran pobres desempeños de 0,2, -1,6. El PIB de edificaciones, con un negativo de 2,8%, suma cuatro trimestres consecutivos de caídas. Estos tres grupos de actividades son cruciales, tanto por su músculo y encadenamientos como por su capacidad de generación de puestos de trabajo, para cualquier hoja de ruta para reactivar la economía.
Preocupa asimismo la caída de 3,3% en la explotación de minas y canteras. Esto debido a que, a pesar de la intención del Gobierno de reducir el carbón y frenar la exploración nueva de hidrocarburos, los aportes de estas actividades productivas a la economía nacional, el desarrollo regional y las finanzas públicas aún no encuentra sustituto. De hecho, el plan de reactivación se beneficiaría de incorporar medidas que aceleraran estos proyectos, brindaran confianza a los inversionistas y fortalecieran la hoy frágil seguridad energética del país.
Es necesario recordar que una cosa es este repunte que mejora la economía, claramente una buena noticia para el país, y otra, muy distinta, es la existente necesidad por definir y desplegar un paquete de reactivación económica. Corren las seis semanas que la Casa de Nariño se puso de plazo para la presentación de estas estrategias y estos resultados del segundo trimestre no le quitan la urgencia a ese ejercicio.
Al contrario, la consolidación de este leve repunte en una senda consolidada de recuperación pasa por la construcción de este plan como un ejercicio de concertación entre el Gobierno y los sectores empresariales. Es asimismo vital que las medidas a definir impulsen actividades como el comercio, las industrias manufactureras y la construcción de vivienda y su generación de empleo, cuyos indicadores empiezan a deteriorarse.
Además, en un entorno fiscal tan apretado, será útil entender la magnitud de los recursos del presupuesto público a destinar para la recuperación. Aún no es momento de cantar victoria ni para hablar de “cambio de modelo”, sino de concertar un camino integral que no dejé atrás ninguna actividad ni sector empresarial.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/editorial-portafolio-todavia-no-es-suficiente-611256