Bipolaridad económica: factor a revisar en el desempeño y crecimiento de Colombia en 2025

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Si bien el ranking de ‘The Economist’ muestra datos favorables, hay una realidad oculta en las cifras del país.

El reciente reconocimiento de The Economist, que ubicó a Colombia como la cuarta mejor economía de la OCDE en 2025, volvió a poner en la mesa el debate sobre el verdadero estado de la economía nacional, dado que aunque el ranking fue noticia y generó reacciones políticas inmediatas, si se analizan a fondo, permiten tener una lectura más compleja, marcada por una fuerte contradicción entre cifras coyunturales favorables y problemas estructurales persistentes.

Lo primero a decir es que la clasificación, que evalúa a 36 países con base en inflación, amplitud de la inflación, crecimiento del PIB, empleo y desempeño bursátil y que destaca que Colombia logró combinar un “crecimiento económico fuerte” con un “mercado accionario floreciente”. En ese contexto, el país superó a economías desarrolladas como Canadá, Francia y Japón, en un año global caracterizado por inflación persistente y un crecimiento mundial cercano al 3%.

Sin embargo, varios analistas coinciden en que el ranking no debe interpretarse como una validación integral del modelo económico, sino como una foto de lo que está bien y que no debe servir de pretexto para hacer a un lado temas fundamentales como el estado de la deuda, la falta de liquidez en la caja de la Nación o la caída de la inversión.

José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA y exministro de Hacienda, advierte que estos ejercicios “no significan que sean las mejores economías del mundo, sino que son las que mejor desempeño tuvieron comparativamente contra el año anterior”. En su lectura, el resultado confirma una realidad dual que él define como una “bipolaridad económica”.

Una base de comparación baja

Según explica, Colombia exhibe “unas cifras de coyuntura que son relativamente buenas o estables”, pero que se entienden en parte por un efecto estadístico de comparación que parte de que “el denominador es muy bajito, porque tuvimos un muy mal desempeño en los últimos tres años en varios sectores”, y gracias a eso se amplifica la mejora reciente sin que ello implique una transformación estructural de la economía.

El crecimiento económico es uno de los pilares del buen resultado en el ranking. De acuerdo con The Economist, el PIB colombiano creció 3,4% frente al año anterior, un desempeño destacado dentro del grupo evaluado. No obstante, Restrepo pone el foco en la composición de ese crecimiento y advierte que “más del 50% está soportado en la administración pública, exceso de déficit fiscal y exceso de deuda pública”, un patrón que considera insostenible en el largo plazo.

Por otra parte, si bien la recuperación del empleo es otro factor clave que impulsa la posición de Colombia. El ranking premia la capacidad de absorber mano de obra, como también ocurrió con España y Grecia, países que destacaron más por dinamismo laboral que por expansión acelerada del PIB. Sin embargo, en el caso colombiano, Restrepo subraya que el empleo creado en el último año ha estado “soportado en más de un 70% en burocracia estatal y en empleos por cuenta propia”, lo que asocia con “rebusque y precarización del empleo”.

Una visión parcial de la realidad

Desde otra óptica, Gregorio Gandini, director de Gandini Análisis, reconoce la validez metodológica del ranking, pero advierte sobre sus limitaciones, dado que “se entiende que se debe tomar alguna medida general para poder estructurar un ranking, pero en realidad hay mucho detrás de cada medida en cada país” y en su opinión, el ejercicio “se queda corto” al no incluir variables como comercio internacional, comportamiento de la divisa local o informalidad laboral.

Entre tanto, Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, coincide en que los indicadores utilizados por The Economist son “los más seguidos de la economía”, aunque resalta su carácter parcial, ya que “si bien la economía va por un buen camino, también tiene lunares y cosas que definitivamente no se han manejado bien” y explica que el resultado depende de qué indicadores se elijan, pues “si se tomaran temas fiscales, seguramente Colombia sería de las peores economías”.

Uno de los aportes técnicos más relevantes del ranking es la reducción de 6,7 puntos en la amplitud de la inflación, un indicador que muestra que las presiones de precios están menos extendidas en la canasta familiar. Frente a esto, Henry Amorocho, profesor de la Universidad del Rosario, explica que este indicador permite observar que “las presiones de precios no estuvieron por los alimentos, sino por otros factores distintos”, lo que ayuda a entender el comportamiento reciente de la inflación.

Amorocho subraya que el análisis de The Economist es “un análisis parcial, importante en lo parcial”, ya que se concentra en circunstancias coyunturales y de momento, con base en información del tercer trimestre de 2025, y en su concepto, el ranking muestra que Colombia ha sido resiliente incluso bajo una política monetaria restrictiva y un entorno internacional complejo, pero no aborda la integralidad de la economía.
De hecho, aunque la inflación anual bajó a 5,3% en noviembre y la tasa de desempleo se ubicó en 8,2% en octubre, el propio Amorocho advierte que estos resultados deben leerse con cautela. Así mismo, señala que “el crecimiento estimado de 2,8% para 2025 apenas representa el inicio de una fase de reactivación, luego de un 1,7% en 2024, y que esta recuperación ha estado impulsada principalmente por el consumo”.

El problema, coinciden los analistas, es que el ranking no incorpora los costos asociados a ese desempeño y que “cuando usted entra a la integralidad, indiscutiblemente las cosas cambian”, según afirma Amorocho, quien compara el ejercicio con analizar una empresa solo por ventas sin mirar los costos, lo cual genera un balance más amplio que podría tomar también variables como déficit fiscal, deuda pública y la suspensión de la regla fiscal, que alteran sustancialmente la lectura.

José Manuel Restrepo refuerza esta idea al advertir que Colombia enfrenta “problemas estructurales gigantes”, entre ellos una relación inversión–PIB que es “la peor en dos décadas” y un crecimiento potencial afectado por la baja inversión privada. En su diagnóstico, el país muestra cifras aceptables en el corto plazo, pero carece de bases sólidas para sostener ese desempeño en el tiempo.

Los analistas consultados por Portafolio coincidieron en que el ranking de The Economist es serio y tiene una metodología sólida que confirma que la economía ha mostrado un repunte frente a un periodo previo débil y que ha logrado sortear choques externos y una política monetaria restrictiva. No obstante, extendieron la invitación a que no se tome como un elemento de celebración, dado que es evidencia de la profunda bipolaridad que hay entre indicadores coyunturales favorables y desequilibrios estructurales que siguen sin resolverse.

Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/bipolaridad-economica-factor-a-revisar-en-el-desempeno-y-crecimiento-de-colombia-en-484725

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