El ansiado desempleo de un dígito, sin duda alguna no se habría podido lograr sin el empresariado colombiano.
En el año 2020 vivimos una situación económica, social y política a nivel mundial particularmente delicada, como consecuencia de una pandemia que modificó nuestro comportamiento como sociedad y puso a prueba nuestra capacidad de interacción a nivel personal, familiar y profesional.
En materia laboral el impacto no fue menor, en nuestro país se registró una pérdida de más de 5.3 millones de empleos (tanto formales como informales).
No obstante, hoy, dos años y ocho meses después de haber decretado el aislamiento preventivo obligatorio a nivel nacional, el mercado laboral colombiano, ha superado el que es muy probablemente el mayor golpe en su historia.
El dato de desempleo del 9,5% para el mes de noviembre, publicado recientemente por el DANE, corrobora que el trabajo desarrollado durante los últimos años le ha permitido al país hacer frente con mayor tranquilidad a los desafíos asociados a una coyuntura económica y social turbulenta a nivel mundial, y a su vez ha abonado el camino para continuar avanzando en una senda de reactivación y fortalecimiento del mercado laboral.
Estos resultados sin duda alguna obedecen a los diferentes esfuerzos e incentivos desarrollados durante el Gobierno del expresidente Iván Duque Márquez, incentivos dentro de los cuales se encuentra el PAEF, cuya inversión fue cercana a los 7,5 billones de pesos, con el que se benefició a más de 4.1 millones de trabajadores; o como el incentivo directo a la generación de empleo formal, también creado por la administración anterior en el marco de la reactivación económica, y que ha contado con el compromiso del Gobierno actual, con el que se han generado más de 700 mil nuevos puestos de trabajo desde su implementación, con una inversión de más de medio billón de pesos.
El ansiado desempleo de un dígito, sin duda alguna no se habría podido lograr sin el empresariado colombiano, a quien se le debe reconocer su valioso papel en la construcción de capital social y de desarrollo humano y económico.
Como se puede evidenciar, la disminución de la tasa de desempleo se ha dado de la mano del incremento del empleo formal, que alcanzó para el mes de septiembre, un máximo histórico de cotizantes al sistema de pensiones con más de 10,7 millones de personas, que contrasta con los 9,1 millones de cotizantes que se registraron en mayo de 2020 y que demuestra que la recuperación del empleo ha sido paulatina y sostenida durante los últimos treinta meses.
Ahora bien, de acuerdo con las proyecciones de crecimiento del PIB para el año 2023, este será sólo de 2,2% de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, o incluso mucho menor, de acuerdo con las proyecciones recientes de S&P, que señalan un crecimiento de hasta un 1,1%.
Esto, sumado a las altas tasas de interés, la reforma tributaria y a la volatilidad del dólar, hacen pensar que las presiones económicas continuarán aumentando, y pondrán a prueba nuevamente la capacidad del mercado laboral de continuar generando nuevos puestos de trabajo.
Por estas razones, se deben redoblar esfuerzos en la implementación de políticas, acciones y monitoreo, en pro de la calidad, de la pertinencia y la oportunidad de la formación laboral, de forma tal que tengan repercusión en la productividad de las empresas y organizaciones en el país y hacer contrapeso a posibles impactos económicos ya previstos.
Precisamente, el Plan de Desarrollo 2018-2022, estableció el Sistema Nacional de Cualificaciones, para garantizar la concurrencia de la educación y formación del talento humano del país, con las necesidades de desarrollo y del aparato productivo en Colombia, el cual dejamos definido a través del marco normativo (decretos y resoluciones), y de procesos y sinergias, para avanzar en la productividad laboral y el cierre de brechas de capital humano que enfrentamos.
Tiene ahora el país, a través del nuevo Plan de Desarrollo 2022-2026, y de las instituciones relacionadas con el mercado laboral, el desafío y la oportunidad de implementar y consolidar herramientas como esta, para fortalecer la competitividad, la productividad laboral, mejorar la calidad del empleo, el bienestar y desarrollo humano de los trabajadores.
ÁNGEL CUSTODIO CABRERA
Exministro de Trabajo
