El agua escasea

Compartir

La situación sigue siendo crítica. Los embalses continúan a la baja y las lluvias son pocas. Por ahora, la solución sigue en nuestras manos.

Sigue siendo crítica la situación del agua para Bogotá y la región. Como continúa siéndolo para otras partes del país, dada la intensa temporada de verano que se salda, además, con incendios. Pero en el caso de la capital el panorama resulta más complejo porque involucra a once municipios vecinos y ya completa casi un año de racionamiento.

Si bien es cierto que el sistema Chingaza no presenta los niveles críticos del 2024 por esta misma época, también lo es que hoy están lejos de ser óptimos. En la actualidad, su nivel de llenado se encuentra en un 43 % y registra un aumento de 19 millones de metros cúbicos frente al dato de 2024. El consumo de la gente se mantiene en 16 % en promedio.
Por su parte, la CAR ha informado que el agregado norte, que comprende los embalses de Tominé, Sisga y Neusa, presenta una reducción de 85 millones de metros cúbicos de agua respecto a la cifra del año pasado. Toda una emergencia, si se tiene en cuenta que es el gran abastecedor de agua de la región y Bogotá. La pérdida del líquido en este sistema equivale a la desaparición de un embalse, según explicó el director de la entidad, Alfred Ballesteros.

Los embalses de Chisacá, La Regadera y San Rafael son los de mejor comportamiento, puesto que registran un llenado por encima del 70 %. Pero no es suficiente para la demanda existente y que abarca una población de no menos de 10 millones de personas. Y, a juzgar por declaraciones de distintas autoridades, el panorama no es halagador. Vendrán lluvias, claro, y el fenómeno de La Niña también hará presencia, pero su intensidad será corta y no alcanzará para reparar el daño que ha ocasionado la intensa ola de calor de los últimos meses.

Por eso, tanto las entidades públicas como privadas y la comunidad van a tener que redoblar sus esfuerzos para que la crisis no se agrave. Y hay con qué hacerlo. La inversión anunciada por la CAR de 135.000 millones de pesos para recuperar 3 millones de metros cúbicos del embalse del Neusa es una noticia esperanzadora, pero se demora. También está la intención de invertir millonarios recursos en sistemas de almacenamiento de agua lluvia, que puede preparar a miles de familias para cuando vuelva la escasez.

Todo lo que esté al alcance hay que ejecutarlo. Eso incluye, como lo anunció la gerente del Acueducto de Bogotá, una estrategia para evitar la pérdida del líquido. Es deprimente seguir con el mal endémico de perder el 35 % de agua potable, unos 85 millones de metros cúbicos cada año, por fallas, problemas técnicos y hurtos. En las actuales circunstancias resulta difícil aceptar que se diga que Bogotá desperdicia lo mismo que el promedio de la región. Máxime cuando se tienen detectadas las causas, muchas de ellas prevenibles.

Se debe seguir insistiendo en medidas estructurales para que Bogotá no agrave su situación. Mientras llegan esas medidas, la solución más eficaz e inmediata sigue siendo el buen comportamiento de la gente a la hora de ahorrar. Pero no se le puede cargar toda la responsabilidad, se necesitan salidas adicionales, más campañas, promover el ahorro del agua lluvia, aprender de otras experiencias, involucrar más al sector privado y, en todo caso, no bajar la guardia, pues ya viene el verano de mitad de año.
Información extraída de: https://www.eltiempo.com/opinion/editorial/el-agua-escasea-3422657
Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Financial advisor showing payments plan to young couple

Estamos listos para resolver sus dudas