La nueva-vieja era de Trump está obligando a gobiernos de todo el mundo a entender y anticipar la fórmula con que se ha hecho el más célebre de la política global: negociar.
Sobre Donald Trump hay más de un centenar de libros escritos, un sin fin de artículos de prensa, miles de papers en las universidades y otra docena de textos escritos por él mismo y con otros coautores. Pero hay uno muy popular publicado en los años ochenta bajo el título, “Trump: el arte de la negociación”, (Grijalbo, 1988), escrito directamente por el presidente 45 y 47 de Estados Unidos y Tony Schwartz.
Por esos años, acababa de cumplir 40 años y estaba concentrado en el desarrollo de sus inmobiliarias en todo Estados Unidos, y un buen día, ante el arrollador éxito de sus negocios, le dio por presumir de las fórmulas como había alcanzado la fortuna que hoy lo acompaña.
Dice el Presidente en el texto, que su mejor manera de alcanzar los objetivos en las negociaciones es apuntar muy alto y disparar cuantas veces sea necesario para lograr el objeto; otra manera de plantearlo es que hay que hacer ofertas concretas, sin devaneos, precisas, para que el negocio gire en torno a sus propuestas.
Una vez fue elegido puso en cintura a sus socios económicos más importantes: Canadá, México y China, a los tres los sentenció en que les iba a ajustar los aranceles; a los europeos los asustó con anexar a Groenlandia y los latinoamericanos en retomar el Canal de Panamá (que le dio origen a ese país), además de hacer deportaciones masivas por motivos de seguridad nacional. En pocas palabras, el joven empresario Trump de los años 80 no se diferencia mucho del veterano y experimentado presidente de hoy.
El cuento se trae a colación porque en Colombia los opinadores, políticos y empresarios andan preocupados por una eventual renegociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos, firmado en 2006, pero solo puesto en marcha en 2016, y sobre el cual hay muchos puntos que ajustar de cada lado.
Así las cosas, no es para romper las vestiduras porque el Presidente de Estados Unidos emite un memorando dirigido a varios funcionarios con el objetivo de solicitar una revisión de la política comercial del motor de la economía mundial. Él está apuntando muy alto para seguir disparando como reza su arte de negociación; no hay que entrar en pánico y empezar a armar bloques regionales para enfrentar contratos.
Lo que deben hacer los gremios implicados en el asunto es trabajar de nuevo las oportunidades comerciales del país y traer el TLC a valor presente. Estados Unidos es el primer socio comercial de Colombia y así debe seguir siendo, por ahora no se trata de competir sino de negociar y eso solo lo saben hacer los protagonistas del sector productivo local.
Trump les solicitó a sus funcionarios informes coordinados sobre los acuerdos comerciales de su país entre el 1.° y el 30 de abril de 2025, documentos que deberán contener recomendaciones detalladas sobre cambios en tratados comerciales, aranceles y medidas antidumping. Una oportunidad de oro para que los ministerios de Relaciones Exteriores, Comercio, Agricultura y Minas, además de Procolombia, tengan una hoja de ruta que deberán construir con el Consejo Gremial.
En 2023, la balanza comercial de Colombia frente a EE.UU. registró un déficit de -US$1.920 millones y en 2024 (a octubre) bajó un poco, pero siguió siendo negativa para el país con -US$673 millones. La Colombia económica de 2025 puede mejorar mucho el TLC con EE.UU.; hubo en su momento muchos cabos sueltos y el intercambio de ahora es superavitario para el país del norte, no para Colombia; debe verse como una oportunidad de hacer mejor las cosas.
Información extraída de: https://www.larepublica.co/opinion/editorial/la-renegociacion-en-tiempos-de-donald-trump-4045205