Familia y Patrimonio II

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La pregunta ahora es: cómo hacemos para que la familia mantenga la unidad del Patrimonio Familiar y entienda que la unión hace la fuerza.

En general, el ser humano, permanece en un determinado lugar, mantiene determinadas relaciones o continúa perteneciendo a ciertos círculos sociales y económicos, solo cuando encuentra afinidad de ideas, visiones, confianza y se siente cómodo. Pues bien, esos factores son los mismos que influyen en el mantenimiento de la unidad del patrimonio familiar, en el futuro.  

Lo anterior significa que para mantener el patrimonio familiar unido hay que privilegiar el bien común familiar satisfaciendo adecuadamente las necesidades de los miembros de la familia. Es decir, el patrimonio familiar debe tener claramente definida su razón de ser y para qué está y esas razones deben ser compartidas integralmente por todos los que tiene intereses sobre el patrimonio familiar.

Naturalmente los miembros de una familia tienen diferentes necesidades, intereses y visiones, pero el punto es lograr: descubrir, entender y aceptar que les satisface adecuadamente a todos la unión sostenida en el patrimonio familiar. Los patrimonios familiares tienen diferentes objetivos dependiendo de la familia y de la generación que los lidere, por eso encontramos patrimonios que son definidos como capital de reserva o emergencia, patrimonios que tiene como objetivo satisfacer las necesidades económicas de todos los miembros de la familia, patrimonios creados para la compra de vivienda, patrimonios de acceso restringido, etc. 

Este punto de partida es vital para la gestión y unidad del patrimonio familiar, puede ser un ejercicio sencillo cuando las definiciones corren por cuenta de su creador o controlador, pero es más complejo cuando hay que construir esas definiciones entre varios miembros de la familia, donde forzosamente se tiene que llegar a un auténtico consenso, que haga sentir a todos los interesados integrados alrededor de la causa común.

Este escenario se construye en ejercicios de reflexión individual alrededor de la expectativas y necesidades individuales de cada miembro de la familia y sesiones de homologación de conceptos y definiciones del bien común. Son ejercicios que requieren además de tiempo de una auténtica sinceridad individual que permitan la construcción de ese primer punto de acuerdo, que debe satisfacer como mínimo los siguientes aspectos:

  • • Objetivos y tipo del patrimonio familiar.
  • • Disposición y acceso al mismo.
  • • Administración e inversiones admisibles.
  • • Mediciones inherentes.
  • • Transferencia a las futuras generaciones.

 

Si quiere profundizar consúltenos. Estamos disponibles via chat o puede enviarnos un mensaje a través de nuestra página de contacto.

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