Decisión de adelantar la retención en la fuente golpea la liquidez empresarial y desbalancea las cuentas futuras.
Se equivoca en múltiples frentes el Gobierno Nacional en la determinación de adelantar estos pagos. En primer lugar, la dimensión de estos recursos billonarios constituye prácticamente una reforma de impuestos que no fueron aprobados ni discutidos por el Congreso de la República. Es inconveniente el cambio abrupto de las reglas del juego tributario para las empresas y las personas en cualquier economía, así como la repetición de errores fiscales ya cometidos.
Segundo, aunque el decreto incluye centenares de actividades económicas, varios sectores productivos serán impactados en mayor grado, como el agrícola, la construcción, el cultivo de café, las exportaciones no tradicionales, la generación y comercialización de energía eléctrica, oro y minería y gas natural. En momentos en que estas ramas y subramas de la producción reflejan dinamismo y otras luchan por levantarse, sobrecargarlas con más impuestos no parece ser la ruta para su consolidación y crecimiento.
En tercer lugar, el ambiente en el sector privado no está para elevar las cargas impositivas de forma acelerada e inconsulta. La economía nacional está protagonizando una recuperación heterogénea con varios sectores productivos con preocupantes rezagos, como las industrias manufactureras, la explotación de minas y canteras y la construcción. En vez de desplegar planes de reactivación diseñados para las necesidades de estas actividades específicas, el Gobierno le apuesta a un alza de impuestos. Lo más grave es que esos recursos provendrán de la liquidez de las empresas y con ella su capacidad de costear sus operaciones, inversiones y financiamiento. El golpe a los negocios más pequeños será duro.
Por último, retornar a la senda de la sostenibilidad fiscal no pasa por anticipar los cobros de retención en la fuente, sin un programa serio y ambicioso de recorte del gasto público. Sigue la administración Petro en mora de presentar una ruta clara para la reducción del derroche y el despilfarro.
Información extraída de: https://www.eltiempo.com/opinion/editorial/inoportuno-anticipo-3460359