Los opositores al Gobierno están dispersos, lo mismo que sus propuestas, sus ideas son gregarias a las iniciativas estructurales de la izquierda y los presidenciables no se oyen.
Quedan 379 días para las elecciones presidenciales del 31 de mayo de 2026 y los temas cruciales para la economía colombiana siguen siendo liderados por el Gobierno Nacional: las reformas a los regímenes de salud, al sistema laboral, la adhesión a la Nueva Ruta de la Seda, la entrada en vigencia el próximo 1° julio del sistema de pensiones ya aprobado, además de las reacciones del país a la política arancelaria de Estados Unidos, son temas anodinos para el medio centenar de candidatos presidenciales que aún ven las elecciones del próximo año como muy lejanas.
Sin lugar a dudas, los temas claves que determinan el rumbo de la economía los está poniendo el Gobierno, ante una oposición dispersa que puede estar confiada que aún el timing político está de su lado. Por ejemplo, no ha habido una posición estructurada, motivada y con argumentos sólidos de la necesidad que tiene el país de volver a acelerar sus proyectos minero energéticos, antes de que los precios internacionales de las materias primas extractivas pierdan más valor.
Petróleo, gas, carbón, oro, níquel y otros minerales, como coltán y litio, deben estar en la agenda de las propuestas para recuperar la inversión extranjera, generar más regalías, garantizar extracciones sostenibles e instalar la economía formal en los llamados territorios donde se extraen los minerales y energéticos.
No hay ideas de los presidenciables sobre las actividades extractivas sostenibles, hay gran temor al tratar estos temas en la opinión pública, y si lo hacen, caen en lugares comunes carentes de cifras basadas en prospectiva económica. Aún no se ven, ni se escuchan ideas de proyectos de ley radicales, disruptivos, para ser radicados en el Congreso el 20 de julio de 2026; ideas de políticas públicas que hagan soñar al país de que antes de 2023 se puede recuperar el grado de inversión, el crecimiento sostenido por encima de 4% y un desempleo debajo de 8%.
Aún nadie propone un milagro económico real basado en acciones políticas que vayan en contravía o construyan sobre lo construido en el país durante las últimas décadas ¿Cómo bajar la informalidad? ¿Cómo disminuir un desempleo crónico de 2,5 millones de personas? ¿Cómo reducir la pobreza de más de 15 millones de personas? Con muchos las preguntas que se desprenden del qué y que no han encontrado el cómo.
Se sabe que el país debe ser menos informal; haber menos pobres; más empleados formales, temas que se mejoran con crecimiento, pero carecen de modelos elaborados por el medio centenar de colombianos que quieren ser presidentes. Todos coinciden en que el régimen laboral, por estos días de moda, es obsoleto, poco productivo y no interpreta las tendencias de empleo de la actualidad, pero los candidatos se quedan en la oposición irracional contra el discurso del Gobierno sin hacer propuestas reales; lo mismo se puede aplicar para el pleno funcionamiento de la salud o la disminución de la tasa de informales o de mayor tributación.
Hay que empujar a los presidenciables, a los aspirantes a congresistas que estudien propuestas coherentes, argumentadas y probas de solución de problemas estructurales para que el grueso de los colombianos pueda votar con más conocimiento sobre ideas para regenerar a Colombia, un país de territorios que no es interpretado por los centros urbanos.
Información extraída de: https://www.larepublica.co/opinion/editorial/los-temas-clave-en-economia-son-del-gobierno-4135467