Luis Fernando Jaramillo Ceballos, presidente de Heinsohn, sostiene que la nueva normativa ‘requiere bases de datos sólidas’.
A menos de dos meses de que empiece a regir la reforma pensional, los diferentes actores de este sistema (públicos y privados) trabajan a toda marcha para tener todo listo, en caso de que la Corte Constitucional avale el proyecto de ley aprobado en el Congreso, y atender la transición que vivirá el país los próximos años.
En esta tarea, la empresa Heinsohn ha sido parte fundamental del proceso, ayudando a los fondos privados a tener bases de datos de calidad. Su presidente, Luis Fernando Jaramillo Ceballos, habló con Portafolio sobre los retos que vienen para el sistema de pensiones en materia tecnológica y advirtió que hay mucho por hacer en el corto plazo.
¿Va bien el proceso para implementar la reforma?
La reforma entra en vigor en los primeros días de julio. Desde Heinsohn, y pensando en nuestros clientes, estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para cumplir con esa fecha, y estaremos listos para operar conforme a lo establecido por la reforma.
¿Qué papel ha jugado Heinsohn?
Tenemos más de 30 años de experiencia en el sector previsional, tanto en Colombia como en otros países de Latinoamérica, incluyendo Argentina, Uruguay, Bolivia, El Salvador, Perú y Honduras. Contamos con un equipo humano de más de 800 colaboradores, de los cuales aproximadamente 250 están especializados en el desarrollo, mantenimiento y evolución de software para el sector previsional, con un enfoque específico en pensiones. Este equipo posee más de 20 años de experiencia, talento y profundo conocimiento del negocio.
A lo largo de nuestra trayectoria hemos acompañado la implementación de múltiples reformas de gran envergadura, y esta no será la excepción. Como proveedores de soluciones tecnológicas para el sector pensional, tenemos el compromiso de entregar un sistema plenamente operativo desde el 1 de julio, y así será. Hemos venido trabajando desde la publicación de la ley y contamos con la preparación, madurez y certificaciones nacionales e internacionales necesarias para cumplir con los requerimientos.
¿La reforma está lista en materia tecnológica?
Desde que se anunció la reforma el año pasado, en Heinsohn activamos distintos frentes de trabajo, apoyados en un equipo especializado en pensiones. Este equipo no solo se encarga del desarrollo tecnológico, sino también de interpretar las disposiciones legales que afectan a nuestros clientes. En el caso de Colombia, comenzamos desde temprano con el análisis de la ley disponible, sostuvimos mesas de trabajo con nuestros clientes y con los gremios, y a partir de esas conversaciones iniciamos los desarrollos necesarios para adaptar nuestras soluciones.
Desde entonces hemos trabajado de manera ininterrumpida, sin escatimar esfuerzos, para tener nuestras soluciones listas y en operación a partir del 1 de julio. Y una vez iniciada la reforma, continuaremos ajustando los sistemas conforme a lo que se requiera en el futuro.
¿Y cómo ven el avance de las ACCAI?
Le cuento lo siguiente: actualmente somos proveedores de las ACCAI autorizadas, es decir, de los antiguos fondos de pensiones. Desde el punto de vista normativo, ellos estarán listos en la medida en que la norma esté completa. Aquello que no esté claramente reglamentado aún no puede implementarse, precisamente porque no existe un marco normativo definitivo.
En cuanto al componente operativo, hemos venido trabajando desde la promulgación de la ley, de forma articulada con nuestros clientes y con el equipo humano de Heinsohn, para garantizar que todo esté listo tanto en lo normativo como en lo técnico. Por supuesto, si se presentan ajustes o aclaraciones normativas, se realizarán las adaptaciones correspondientes.
¿Qué papel juegan las bases de datos?
Los requerimientos técnicos son fundamentales, especialmente pensando en el futuro. La calidad de los datos es un punto neurálgico del sistema pensional. No se trata solo de lo que ya existe, sino de garantizar que, hacia adelante, los datos se administren correctamente y se sigan fortaleciendo.
En nuestra experiencia con el ecosistema previsional, los fondos de pensiones privados y nuestros clientes han venido mejorando significativamente la calidad de su información. Se trata de datos con buena trazabilidad histórica, bien administrados y con estructuras sólidas. Desde ese punto de vista, consideramos que la base de datos laboral que gestionan los fondos privados y Asofondos es de alta calidad y representa un activo muy valioso para el sistema pensional.
¿Es igual en el sector público?
En cuanto al sector público, no podemos emitir una opinión concreta, ya que no conocemos el detalle de sus bases de datos. Quisiéramos pensar que cuentan con información de calidad y que tienen la capacidad de administrarla de forma adecuada.
Ahora bien, mantener esa calidad en el tiempo es uno de los principales desafíos. Hablamos de una base de datos muy grande que estará, en buena parte, bajo gestión pública, por lo que su correcta administración será clave para el éxito de la reforma.
¿Por qué son importantes los datos?
La calidad de los datos es fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema pensional. Cuando la información no es precisa o está incompleta, se requiere invertir recursos en su corrección y en brindar claridad al afiliado. Además, es indispensable contar con personal capacitado —tanto jurídico como técnico— que entienda y gestione esa información adecuadamente.
Le doy un ejemplo que nos preocupa: hoy podría haber un afiliado hombre con 890 semanas cotizadas, que no logra acceder al régimen de transición, no porque no haya trabajado, sino porque no se le reportaron los aportes correspondientes. En estos casos, es necesario contar con datos confiables y realizar los procesos de cobranza y verificación adecuados para garantizar que se reconozcan correctamente sus semanas cotizadas.
¿Es un camino largo?
Esto muestra la importancia de una data limpia y actualizada, especialmente en el contexto de la transición. La gestión de la información será aún más crítica cuando el sistema comience a incorporar afiliados con ingresos superiores a 2,3 salarios mínimos, ya que se multiplicará la cantidad de datos que deben administrarse y validarse.
La transición pensional no será de corto plazo. Estamos hablando de un proceso que probablemente tomará entre 10 y 15 años. Por eso, será clave mantener una gestión rigurosa de los datos, tanto en el componente de ahorro individual (Accai) como en los fondos anteriores y en la historia laboral administrada por Asofondos, así como en el sector público a cargo de Colpensiones.