Desplomes en los mercados, promesas de retaliación e incertidumbre en la economía global en el día después del anuncio de aranceles de Trump.
No se ha asentado todavía el polvorín creado alrededor del mundo a raíz de los anuncios de ayer del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición generalizada de aranceles. El giro más drástico en política comercial de la economía más importante del planeta en más de un siglo aún continúa siendo procesada por la mayoría de los países, en especial, por los más importantes socios comerciales de Washington: China, la Unión Europea, Japón, Reino Unido y Australia, entre otros.
Toda una era de globalización, basada en los pilares del libre comercio y de la búsqueda por una circulación cada vez más fluida de bienes, servicios, capitales y personas, está llegando a su fin de la mano del actual ocupante de la Casa Blanca. Los aranceles, para todos los efectos, un impuesto, a billones de dólares de importaciones a EE. UU. constituyen la reversa a décadas de reordenamiento no solo en los flujos del intercambio global, sino también en las cadenas de suministro.
La esperanza de Donald Trump es que estas imposiciones comerciales incentiven a empresas de todo el mundo a relocalizar sus fábricas y cadenas de producción en territorio estadounidense y así generar puestos de trabajo y dinamismo económico local. No obstante, la reconfiguración de las industrias manufactureras a la que aspira Washington no se dará de un día para otro, ni está tan garantizada, y, a pesar de algunos anuncios de grandes multinacionales, no es tan claro que compense los efectos negativos sobre los consumidores, la inversión y el crecimiento de una incertidumbre de estas dimensiones.
Por ahora, los mercados reaccionaron a la baja ante la zozobra desatada por el “día de la liberación”. Ayer se desplomaron en Estados Unidos en niveles que no se veían desde 2020, el año de la pandemia del covid: las acciones perdieron más de 3 billones de dólares en valor, el índice Dow cayó 4 por ciento, el Nasdaq, 6 por ciento, el dólar bajó 1,6 por ciento frente a una canasta de monedas, la bolsa de Londres bajó 1,55 por ciento, la de Japón 2,77 por ciento y la de Alemania, tres por ciento. En resumen, los mercados expresaron su completa desconfianza a la estrategia comercial desplegada por la Casa Blanca.
A esta turbulencia en los mercados se suman las amenazas de retaliación, expresadas por China, la Unión Europea, y otros socios comerciales de Washington. Si bien abundan los llamados a una respuesta con cabeza fría -en especial a las economías con mayor peso en el mundo- ya se escuchan mensajes, como el del presidente francés Emanuel Macron, a que las compañías de su país suspendan sus inversiones en Estados Unidos.
China anunció la toma de medidas para “salvaguardar sus intereses” y Canadá puso un arancel a los vehículos estadounidenses, mientras que Reino Unido, México y Japón han asumido un abordaje más prudente. La Unión Europea, por su parte, usará una ventana de cuatro semanas para tratar de tumbar la tasa de 20 por ciento impuesta por Trump al bloque.
Este desmonte a la brava del orden comercial -promovido por décadas por los mismo Estados Unidos- está produciendo un sacudón global con negativas consecuencias en la economía mundial. El resto del planeta no debe caer en una oleada retaliatoria que solo traerá peores trabas al intercambio de bienes y servicios. La prudencia debe primar, así como la urgencia para diseñar una respuesta que busque intensificar el comercio entre naciones, sin incluir a Estados Unidos. Se abre un momento de oportunidad.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
Información extraída de: https://www.portafolio.co/opinion/editorial/editorial-portafolio-sacudon-global-627233