Un informe de la Universidad de los Andes advierte que en algunas regiones ya hay afectaciones a la tasa de reemplazo.
Cada vez es más evidente que Colombia ha experimentado una drástica reducción en su tasa de natalidad durante las últimas décadas y prueba de ello se encuentra en los recientes informes del Dane al respecto y en los análisis de diversos centros de estudio y universidades, que confirman que todo se complicó con el paso de la pandemia.
No obstante, poco se ha hablado hasta el momento de las consecuencias que esto traerá en el largo plazo, más allá de las presiones que se generarán en el sistema pensional y las dinámicas del mercado laboral, ya que según los expertos, esto podría tener profundas consecuencias económicas y sociales.
Un reciente informe de la Universidad de los Andes se dio a la tarea de revisar este fenómeno, partiendo de los datos más recientes, según los cuales, la tasa global de fecundidad ha caído de 4,3 hijos por mujer en la década de 1980 a menos de 1,7 en la actualidad, por debajo del umbral de reemplazo generacional de 2,1 hijos por mujer.
“Esta caída en la natalidad no es un fenómeno nuevo, desde la década de 1960 Colombia ha venido reduciendo el número de nacimientos por mujer de forma sustancial. Lo que es nuevo es que el país está llegando a niveles de fertilidad tan bajos como los de los países de mayor ingreso per-cápita, con tasas de crecimiento poblacional negativas y con un cambio considerable en la estructura de edades de la población”, destacaron.
Teniendo en cuenta que esta tendencia coloca al país en un escenario de envejecimiento acelerado, con implicaciones significativas para el mercado laboral, el sistema de pensiones y el crecimiento económico en general, desde esta universidad señalaron que es necesario entender que ya se están viendo los impactos negativos, pero no hay un plan de choque.
Una génesis variada
Para explicar mejor su postulado, los investigadores señalan que la caída en la natalidad obedece a diversos factores como el acceso a métodos anticonceptivos y la educación en planificación familiar, que han permitido que las familias tengan menos hijos, y se suma al creciente papel de la mujer en el mercado laboral y la postergación de la maternidad debido a aspiraciones profesionales y económicas.
“La caída de la fecundidad y el aumento de la soltería, junto con el retraso en la formación de familias, son características clave de este proceso. Además, se observa una nueva ola de migración sur-norte, que reconfigura las poblaciones”, manifestaron en este reporte.
Así las cosas, el informe sugiere que el mundo vive una “segunda transición demográfica que comenzó en países de altos ingresos y en las últimas dos décadas también ha afectado a Latinoamérica y, en particular, a Colombia. En este contexto, el mayor acceso de las mujeres a la educación y el trabajo, el uso de anticonceptivos y la reducción de embarazos adolescentes han contribuido a la caída de la natalidad”.
Golpe al PIB
Para los expertos de la Universidad de los Andes, el descenso de la natalidad trae consigo una transformación en la estructura poblacional y aunque reconocen que actualmente, Colombia aún cuenta con una población en edad productiva numerosa, lo que se conoce como el “bono demográfico”, éste podría agotarse en las próximas décadas, lo que significaría un crecimiento más lento de la fuerza laboral y un aumento en la población dependiente, es decir, niños y adultos mayores.
“La reducción en la fecundidad en Colombia se consolidó entre las décadas de 1960 y 1980. A mediados de los 80 el descenso en la fecundidad se desaceleró. Sin embargo, en las dos últimas décadas el descenso en la fecundidad se ha vuelto a acelerar”, sentenciaron.
Teniendo en cuenta que en 2022 hubo aproximadamente 12,6 nacimientos por cada 1.000 habitantes (según el Dane), también ponen sobre la mesa que esto es apenas cerca de la mitad de esta tasa en la década de 1990 cuando estaba por encima de 25 nacimientos por cada 1.000 habitantes, lo cual se trasladará en un repunte de la tasa de dependencia.
En este sentido, manifestaron que a medida que disminuye la cantidad de jóvenes ingresando al mercado laboral, se reduce el dinamismo de la economía y que con menos trabajadores, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se desaceleraría, afectando la capacidad del país para sostener los niveles de producción, consumo e inversión.
Esto sin contar que habrá una menor demanda de bienes y servicios asociados con la crianza de hijos, como la educación y la vivienda, que impactará negativamente sectores clave de la economía.
“El comportamiento de la tasa de dependencia de jóvenes y adolescentes es diferente al comportamiento de la de adultos mayores. La dependencia de la población joven alcanzó un máximo de cerca de 85% en la década de los 60 y, desde entonces, se viene reduciendo hasta alcanzar un nivel cercano al 30% actualmente”, agregaron.
Así mismo, pidieron no pasar por alto que “la tasa de dependencia de adultos mayores, por su parte, parte de un nivel cercano a 6% en los 60, tiene un crecimiento lento hasta el comienzo de este siglo y una aceleración en la segunda mitad de la década de 2010, hasta ubicarse en cerca de 13% actualmente”.
¿Cómo enfrentar este desafío?
Para mitigar los efectos del declive de la natalidad en la economía, los expertos sugieren varias estrategias, comenzando por fomentar políticas de conciliación entre la vida laboral y familiar, como permisos parentales más amplios y flexibilidad en el trabajo, para incentivar a las parejas a tener hijos sin comprometer su estabilidad económica.
Otro enfoque clave es la mejora de la productividad laboral, ya que dado que habrá menos trabajadores en el futuro, es fundamental invertir en educación y tecnología para que la fuerza laboral sea más eficiente y competitiva. La automatización y la digitalización también pueden ayudar a compensar la escasez de mano de obra en sectores clave de la economía.
Por otro lado, la migración puede jugar un papel importante. En este punto manifestaron que la atracción de trabajadores extranjeros capacitados podría ayudar a equilibrar la disminución de la población en edad productiva y aportar al crecimiento económico.
Este análisis cerró diciendo que la caída de la natalidad en Colombia no es uniforme en todas las regiones, puesto que mientras que Bogotá y Santander registran tasas de fertilidad más bajas, departamentos como Amazonas, Guainía y Vaupés mantienen índices más altos.
Sin embargo, en algunas zonas de menor desarrollo económico, como Putumayo, Sucre, Nariño, Norte de Santander y Cauca, la natalidad ha disminuido por debajo de la tasa de reemplazo, lo que podría generar desafíos demográficos y económicos, lo cual podría generar una concentración de población en ciertas áreas y una menor demanda de infraestructura educativa y de salud en otras.
Información extraída de: https://www.portafolio.co/economia/regiones/la-economia-del-pais-se-podria-afectar-por-la-caida-de-los-nacimientos-en-colombia-623134