La inflación, tasas de interés, y las crisis geopolíticas internacionales son algunos factores que han contraido el nivel de consumo.
Según el informe del Grupo de Investigaciones de Bancolombia, el balance del consumo durante el primer trimestre del año fue negativo en términos reales, es decir, eliminando el efecto de inflación. Se habría presentado una disminución de 10% frente al mismo periodo del año anterior.
Este resultado refleja un proceso de ralentización en los niveles de compra, debido en gran medida a las complejidades del contexto económico actual, entre estas, un nivel de inflación y de tasas que no se veían en el país desde inicios del siglo XXI.
En el informe, Bancolombia también resaltó una mayor incertidumbre por un panorama internacional adverso, debido en gran medida a las tensiones geopolíticas; entre ellas la guerra de Rusia y Ucrania, y el alza de tasas en la FED. En la coyuntura local tuvo efecto los mayores niveles de endeudamiento y por tanto, el menor impulso por parte de los hogares para aumentar el consumo, componente que si se reduce termina ralentizando el PIB.
Los resultados del estudio de la entidad van en línea con la desaceleración de la economía colombiana que han señalado algunos expertos como David Cubides, director de investigaciones económicas en Alianza, quien señaló que “factores como las expectativas y la situación actual, muestran un retroceso en el dinamismo de la economía”.
De acuerdo con el índice de consumo por nivel de ingresos en salarios mínimos legales vigentes (Smlv), en marzo, las personas con los ingresos más bajos presentaron una menor moderación en sus niveles de consumo. Por el contrario, las mayores contracciones se presentaron en los ingresos más altos, dice Bancolombia.
Por categorías, se encontró una desaceleración importante en el consumo en los segmentos de moda y variedades, que se comportan como bienes elásticos ante cambios en la demanda. Para esta categoría, y para los bienes duraderos en general, hay una serie de factores críticos como la volatilidad en la tasa de cambio, el aumento de las tasas de interés y una menor confianza de los consumidores. Para el caso de Colombia, hay un elemento adicional: la eliminación de las jornadas de los días sin IVA.
“Esto genera un incentivo para que los consumidores moderen su gasto. El ajuste que realizan los hogares en los gastos, también tiene que ver con las expectativas que tienen a futuro, como disposición a comprar vivienda, entre otras”, dijo Cubides.
Oliver Pardo, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, agregó que el nivel de deuda de los hogares también puede explicar la contracción del consumo. “Ante el aumento de las tasas de interés, los hogares se vieron en la necesidad de mesurarse en créditos, ahora la tasa que tienen que pagar es mucho más alta. Adquirir deuda hoy es más costoso y los hogares lo saben”, señaló.
El desempeño de las compras en restaurantes, viajes, entretenimiento y deportes sigue presentando niveles similares a los observados en 2022, pese a los incrementos en los precios, especialmente en la división de alimentos y comidas por fuera del hogar.
A pesar de la desaceleración, el consumo seguiría siendo de los mayores impulsores de la economía en 2023. De hecho, Munir Jalil, economista jefe para la región de BTG Pactual, señaló que para este año esperan un crecimiento de 1,9% en el consumo, mientras que la variación del PIB sería de 1,4%.
“El consumo de los hogares va a desacelerarse (…) Pero nuestro pronóstico de crecimiento está en 1,4%. El consumo siempre es el que soporta, se pone a la espalda el crecimiento económico. Va a ser uno de los que más va a crecer en 2023”, señaló Jalil.